Aprovecha el poder del pensamiento en ti y en los demás.

¿Te has encontrado alguna vez en un mar de gente, pero te has sentido señalado porque alguien te prestaba toda su atención?

La difunta Diana, Princesa de Gales, era una maestra en crear esta sensación en los demás, encarnando un concepto al que nos referiremos como Entorno de Pensamiento. Su presencia calmaba la ansiedad, haciendo que las personas se sintieran valoradas e importantes. Tenía el raro talento de desviar la atención hacia los demás, incluso cuando estaba rodeada de una multitud reunida para verla.

¿Por qué es importante? La calidad de nuestras acciones está intrínsecamente ligada al pensamiento previo, que está determinado por el nivel de atención que recibimos de los demás. Ya sea en organizaciones, familias o relaciones personales, cultivar un Entorno de Pensamiento puede estimular una gran cantidad de buenas ideas, impulsar la acción y garantizar que las personas prosperen.

Entonces, ¿cómo se fomenta un entorno así? Requiere una mezcla de atención plena, cuestionamientos que desafíen las creencias limitadoras y la creación de condiciones que fomenten el pensamiento independiente.

En este Resumen, profundizaremos en estos aspectos y exploraremos el ámbito del Entorno de Pensamiento. Aquí aprenderás a perfeccionar tus habilidades de escucha, cuestionamiento y apreciación para liberar tu potencial de pensamiento y el de los demás.

El Entorno de Pensamiento

Hay diez condiciones clave para establecer un Entorno de Pensamiento, pero concentrémonos en tres de sus pilares fundamentales: la Atención, las Preguntas Incisivas y el Aprecio.

La calidad de tu atención influye directamente en la calidad del pensamiento de otra persona. Este hecho es fundamental. Una buena atención saca lo mejor de los demás, haciéndoles más elocuentes y creativos. Por el contrario, una atención deficiente puede hacer que tropiecen y se esfuercen.

Un ejemplo común de esto es cuando la gente comparte sus problemas, a menudo nos lanzamos a ofrecer soluciones. Suponemos que eso es lo que buscan. Pero, ¿con qué frecuencia la otra persona pone realmente en práctica tus consejos? ¿O tal vez lo hizo, pero no resolvió la situación a su entera satisfacción?

Por lo general, es más beneficioso dar a la gente la oportunidad de utilizar sus propias capacidades cognitivas para encontrar una solución. Al fin y al cabo, la mente que lucha con un problema suele ser también capaz de descubrir su solución. Y es más probable que apliquen la solución que encuentren por sí mismos.

Así que, en lugar de apresurarte a dar consejos, proporciona a la gente el espacio necesario para explorar primero sus propios pensamientos. Simplemente escuchando y haciendo preguntas como “¿Qué más podrías considerar?” o “¿Qué más piensas?” puedes ayudarles a desenterrar nuevas ideas y puntos de vista.

Al conversar con alguien, también es crucial resistir el impulso de interrumpirle o completar sus frases. Esto suprime su creatividad y le priva de la oportunidad de expresarse plenamente. Y recuerda mantener el contacto visual. Es una forma potente de demostrar toda tu atención y presencia, afirmando que las ideas de la otra persona son importantes.

Otro elemento clave del Entorno de Pensamiento son las Preguntas Incisivas. Las Preguntas Incisivas pretenden desmantelar las suposiciones limitadoras -esas creencias negativas que obstruyen nuestro proceso de pensamiento- e inspirar un pensamiento nuevo.

Consideremos un escenario: Eres reacio a acercarte a tu jefe, Neil, por miedo a que descarte tus ideas por tontas. Bajo ese miedo, descubres una suposición más profunda: la creencia de que realmente podrías ser inadecuado o tonto. Este tipo de suposición limitadora frena tus acciones y tu potencial, impidiéndote perseguir lo que quieres o necesitas.

Pensemos ahora en cómo manejar una situación así. Un colega bienintencionado podría decirte que simplemente ignores la posible reacción de Neil y te hagas valer. Pero este consejo no aborda eficazmente tu suposición limitadora y, por tanto, no te motiva a cambiar tu comportamiento.

En cambio, una Pregunta Incisiva puede ser transformadora. Te anima a reevaluar tu suposición limitadora, a comprometerte con una creencia más empoderadora y a explorar nuevas posibilidades. Por ejemplo, sustituir la suposición limitadora de ser tonto por la suposición liberadora de ser inteligente puede lograrse planteando la pregunta: “Si supieras que eres inteligente, ¿cómo te acercarías a Neil?”.

Por último, para la tercera condición de un Entorno de Pensamiento, consideremos el Aprecio, que influye significativamente en la capacidad de pensamiento independiente de una persona. El elogio genuino permite a las personas pensar por sí mismas de forma mucho más eficaz que la crítica constante.

Para ello, procura mantener una proporción de cinco a uno entre el aprecio y la crítica en tus interacciones. Y cuando critiques, empieza y termina siempre con notas positivas. No te centres en todos los defectos que puedas identificar, sino en el principal que, de abordarse, conduciría a una mejora significativa. Este enfoque garantiza que la crítica se perciba como una sugerencia constructiva y hace que sea mucho más probable que la persona haga un cambio.

Para mejorar el pensamiento de tu entorno de forma más general, un agradecimiento sencillo y sincero puede llegar muy lejos. Tómate un momento para reconocer lo positivo de los demás y expresarlo con sinceridad. Pruébalo hoy mismo. Piensa en alguien a quien admires o aprecies, alguien a quien quizá no hayas elogiado abiertamente desde hace tiempo, o nunca. Elige algunas palabras para expresar tu admiración, ¡y díselo! Repite este acto semanalmente, asegurándote de que tus palabras son auténticas y sinceras.

Practicando los principios de Atención, Preguntas Incisivas y Aprecio, todos podemos ayudarnos a nosotros mismos y a los demás a descubrir ideas innovadoras, eliminar suposiciones limitadoras y mantener una mentalidad positiva.

Mejorar el pensamiento organizativo

Cada día, nos vemos influidos por las decisiones que toman diversas organizaciones. Ya sean empresas, escuelas o gobiernos, deciden todo, desde cómo trabajamos hasta lo que comemos e incluso en qué gastamos nuestro dinero. Las decisiones que toman son un reflejo directo de la calidad del pensamiento que hay en ellas. Y la calidad del pensamiento está, a su vez, determinada por la forma en que los miembros del grupo se tratan entre sí cuando están en el proceso de toma de decisiones.

Consideremos las reuniones de equipo. Son el corazón del pensamiento grupal en cualquier organización. Asegurarse de que estas reuniones actúan como una cuna para alimentar el pensamiento -un Entorno de Pensamiento- puede ser un superpoder secreto.

Empieza por asegurarte de que todos los participantes en la reunión tienen la oportunidad de hablar. Esta parte es crucial, porque con demasiada frecuencia son sólo las personas más rápidas y ruidosas las que dominan las reuniones. Eso significa que muchas buenas ideas se quedan sin decir, ¡o incluso sin pensar! Al fin y al cabo, la gente piensa cuando habla. Negarles el turno de palabra es negarles el turno de pensar.

Así que abre cada reunión dando una vuelta por la sala y preguntando a cada uno qué va bien en su trabajo. Esto crea una base de bienestar desde la que abordar cualquier problema que pueda surgir más adelante. Cuando llegue el momento de debatir el primer punto del orden del día, deja que todos intervengan. Asegúrate de que todos puedan dar su opinión sin interrupciones. Este enfoque potenciará la inteligencia del grupo y permitirá que las ideas fluyan con mayor libertad y rapidez.

Los mismos principios pueden potenciar las sesiones de brainstorming. Permitir que cada persona aporte sus ideas por turnos antes de abrir el turno de palabra puede dar lugar a ideas más innovadoras y únicas. Incorporar debates por parejas, en los que las parejas se intercambian ideas, también puede desenterrar joyas ocultas. Todo se reduce a esto: Cuando se permite a la gente expresar sus pensamientos sin interrupciones, la creatividad florece de forma natural.

Ahora bien, cuando se trata de manejar conversaciones difíciles entre dos personas, una técnica llamada Timed Talks puede cambiar las reglas del juego. Las reglas son sencillas. Cada persona dispone de tres minutos ininterrumpidos para expresar sus pensamientos, mientras la otra escucha respetuosamente. En cuanto se acaben los tres minutos de una persona, debe dejar de hablar, aunque esté a mitad de palabra. Repite el proceso, turnándote durante tres minutos cada uno, hasta que se llegue a una solución o a un punto de parada. Este método puede utilizarse tanto en discusiones personales como profesionales. También se puede utilizar en situaciones positivas en las que busques una solución creativa o resuelvas un problema interesante.

En general, las organizaciones deberían centrarse en fomentar un ambiente colaborativo y no competitivo en el que brille la brillantez de cada uno.

El poder de la contemplación deliberada

¿Alguna vez te sorprendes reaccionando impulsivamente, sin mucha consideración? ¿O quizá te quedas atascado en un estado de inacción, inseguro de qué pensar o hacer?

El antídoto para ambos dilemas es una Sesión Quincenal de Contemplación Deliberada. Se trata de un espacio de media hora dedicado a abordar un asunto concreto de tu vida. Paradójicamente, aunque pueda parecer una tarea adicional en tu lista de tareas pendientes, estas sesiones pueden suponer un auténtico ahorro de tiempo, ya que te ayudan a cambiar de perspectiva o a pasar de la inacción a un enfoque más productivo.

Una Sesión de Contemplación Deliberada implica a dos participantes: el Contemplador y el Acompañante de Contemplación. La sesión se desarrolla en seis etapas.

Comienza con una pregunta directa del Acompañante de Contemplación al Contemplador: “¿Qué te gustaría contemplar?”. El Contemplador responde, profundizando en sus pensamientos sin que el Acompañante le interrumpa.

Cuando el Contemplador parece haber agotado sus pensamientos, el Acompañante indaga suavemente: “¿Hay algo más que pienses, sientas o quieras expresar sobre esto?”. Este suave empujón suele descubrir capas adicionales de pensamiento. Anima al Contemplador a alejarse de la idea de que su tiempo para compartir debe restringirse o de que sus pensamientos son insignificantes.

A continuación, la sesión pasa a la segunda fase, en la que el Acompañante pregunta al Contemplador qué espera conseguir de la sesión en este momento. Esto vuelve a centrar su contemplación, infunde optimismo y ayuda al Contemplador a priorizar sus pensamientos. El Acompañante debe prestar mucha atención a la respuesta del Contemplador, ya que el resto de la sesión depende de esta claridad.

En la tercera fase, el Acompañante anima al Contemplador a descubrir los supuestos fundamentales que podrían estar obstaculizando su objetivo. Esta exploración suele requerir paciencia y más indagación. Una vez identificada la suposición, se pide al Contemplador que articule su contrapartida positiva. Podría ser un cambio de “No tengo control sobre mi vida” a “Soy el único que puede controlar mi vida”. Esta inversión permite un abanico más amplio de acciones y posibilidades.

En la cuarta etapa, el Acompañante elabora una Pregunta Perspicaz fusionando el objetivo del Contemplador y su suposición positiva. Podría ser algo así: “Si supieras que eres el único que puede controlar tu vida, ¿qué harías de forma diferente?”. El Acompañante debe repetir esta pregunta hasta que el Contemplador haya agotado todas las acciones potenciales. Esto sirve para desmantelar barreras e impulsar al Contemplador hacia el objetivo de su sesión.

En la quinta fase, el Contemplador anota literalmente la Pregunta Perspicaz. Esto le sirve de referencia para utilizarla en el futuro, ya que a menudo la misma pregunta puede ser útil en distintos escenarios. También es un buen momento para que el Contemplador anote cualquier plan de acción que haya surgido de la sesión.

Por último, en la sexta fase, la sesión concluye con una nota positiva, en la que ambos socios expresan su aprecio por las cualidades del otro. Es importante centrarse en los atributos personales más que en el contenido de la sesión, para mantener una atmósfera de respeto y positividad. Por ejemplo, no digas “Tus ideas han sido excelentes”. En lugar de eso, di “Admiro tu resistencia para afrontar los retos”.

En esencia, una Sesión de Contemplación Deliberada es un espacio para el pensamiento sin prisas, claro y transformador, que allana el camino para la resolución eficaz de problemas.

Cultivar Entornos Contemplativos en Todas Partes

Imagina un mundo en el que cada espacio sea un Entorno Contemplativo. Las personas se sienten capacitadas para expresar sus ideas dondequiera que vayan, seguras de que serán escuchadas y no penalizadas. Imagina el potencial que podría liberarse si todos nos levantáramos cada día sabiendo que nuestras ideas importan, que nuestros pensamientos serán escuchados. Y que se nos ayudará a identificar y descartar las creencias limitadoras.

Convertir los espacios cotidianos en Entornos Contemplativos puede parecer un cambio menor. Pero el efecto dominó sería enorme e influiría en todos los aspectos de nuestras vidas. Exploremos cómo podría funcionar en algunos contextos: escuelas, familias y relaciones sentimentales.

Transformar las escuelas en Entornos Contemplativos fomentaría el crecimiento personal y cultivaría las habilidades de pensamiento. Si eres educador, una estrategia poderosa podría ser desafiar a los alumnos pidiéndoles sus opiniones cinco veces más a menudo que compartiendo las tuyas.

Otra sugerencia es dedicar los últimos diez minutos de cada clase a debates de “Pareja Contemplativa”. Forma parejas y concede a cada persona cinco minutos de tiempo para hablar sin interrupción. Deben reflexionar sobre el aprendizaje de ese día y también expresar cualquier confusión. Esta práctica facilita el aprendizaje y cultiva la capacidad de escucha.

Cultivar un Entorno Contemplativo dentro de las familias también es crucial para el crecimiento personal y para alimentar las habilidades de pensamiento. Aunque es imposible proteger completamente a los niños de las influencias externas o garantizar que siempre piensen de forma independiente, puedes proporcionarles un espacio seguro para explorar sus propios pensamientos.

La piedra angular de este proceso es abstenerse de menospreciar a los niños o subestimar sus capacidades. Un aspecto clave es prestarles toda tu atención sin prisas ni desprecios, honrando sus ideas por poco convencionales que sean.

Una forma práctica de inculcar esta práctica es compartir la cena. Empieza cada comida haciendo que todos los miembros de la familia, incluidos los padres, compartan los aspectos más destacados y los retos de su día. Asegúrate de que cada persona tenga su turno para hablar mientras los demás escuchan activamente. Después, prosigue con la conversación habitual de la cena. El resultado suele ser un respeto mutuo más profundo, que enriquece la dinámica familiar y fomenta un Entorno Contemplativo.

Por último, transformar las relaciones románticas en Entornos Contemplativos puede conducir a un crecimiento profundo y a una conexión más profunda. Empieza por eliminar las interrupciones, permitiendo que tu pareja explore sus pensamientos libremente. Al no terminar sus frases, ya estás en camino de fomentar el respeto mutuo y la atención genuina.

Además, cada noche, adopta la rutina de escuchar las experiencias cotidianas del otro. Estad totalmente atentos y no ofrezcáis consejos o comentarios no solicitados. Una pauta aproximada sería que cada miembro de la pareja dispusiera de quince minutos ininterrumpidos para hablar. Prestar toda la atención a tu pareja fomenta la conexión y hace que se sienta valorada.

Fundamentalmente, deja espacio para la expresión emocional sin intentar “arreglar” los problemas ni ofrecer soluciones. La sociedad actual a menudo estigmatiza la expresión emocional, fomentando la represión en lugar de la liberación natural de las emociones. Pero reprimir las emociones perjudica nuestra salud y obstruye el pensamiento claro. Llorar, gritar de rabia o temblar de miedo son salidas naturales para la liberación emocional que desbloquean el pensamiento. Así que, si tu pareja expresa emociones, siéntate con ella, escúchala atentamente sin pánico ni preocupación excesiva, y se recuperará y recobrará más rápidamente la claridad de pensamiento.

Conclusiones

La influencia de un Entorno Contemplativo es profunda. Al dar prioridad a la atención genuina, la escucha respetuosa y el aprecio, las personas pueden liberar todo su potencial de pensamiento y fomentar el crecimiento personal. Crear un Entorno Contemplativo implica fomentar espacios en los que se anime a las personas a expresar libremente sus pensamientos, se les escuche sin interrupciones y se les permita expresar sus emociones con naturalidad, alimentando así una cultura de profundo respeto, atención y mejora del pensamiento.