¿Cómo se mide el impacto de un hombre?

Warren Bennis, fallecido este verano a los 89 años, sin duda se encuentra entre los pensadores más influyentes del mundo en el tema del liderazgo. Lo exploró en más de dos docenas de libros y en innumerables artículos, muchos de ellos para HBR. No es exagerado decir que llevó el estudio del liderazgo desde las franjas de la academia a la corriente principal, siempre argumentando que los líderes necesitan ser más democráticos que autocráticos. Pero su don más grande y perdurable puede haber sido su generosidad de espíritu. Como dice David Wan, CEO de Harvard Business Publishing (y amigo de Warren): «Todo el mundo veía a Warren como un mentor».

La lista de los que estarían de acuerdo es larga e impresionante, desde el CEO de Starbucks, Howard Schultz, hasta el comentarista político David Gergen y el destacado psiquiatra Mark Goulston. Schultz, en su libro Vierte tu corazón en él, describe cómo llegó a depender del consejo de Warren, escribiendo que lo llamaría «tarde en la noche o temprano en la mañana, cada vez que llegaba a un punto de inflexión y estaba en una pérdida de qué hacer».

Bennis pasó sus últimos 35 años enseñando en la Universidad del Sur de California, y fundó el Instituto de Liderazgo de la escuela. Se mantuvo activo casi hasta el final, aprendiendo el arte de bloguear para gente como HBR, Semana Empresarial de Bloomberg, y otros. En 2010 publicó un libro final, un libro de memorias titulado Aún sorprendido, que resume muy bien su vida e ideas.

Entrevisté a Warren cuando salió el libro. Habló de un proyecto inconcluso: «Puede que mi próximo libro se llame… Grace. Creo que ese puede ser el nombre de un libro que va a tratar temas de generosidad, respeto, redención y sacrificio, todo lo cual suena vagamente espiritual, pero creo que todo lo cual será necesario para el liderazgo». Como escribió mi colega Julia Kirby en un conmovedor recuerdo en nuestro sitio web,» Grace nunca llegó a las estanterías de las librerías. Pero la gente que tuvo el privilegio de conocer y trabajar con Warren consiguió el contenido de ese libro en su presencia».


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