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Las exigencias y la complejidad de dirigir una empresa son alucinantes. El CEO supervisa las agendas funcionales y de las unidades de negocio y responde a una multitud de electores: accionistas, clientes, empleados, el consejo de administración, los medios de comunicación, el gobierno y la comunidad. Y como los directores ejecutivos no son robots, también necesitan dejar espacio para la familia, los amigos, el ejercicio y otros intereses no laborales. No hay suficientes horas en el día.

La forma en que un líder dedica su tiempo es revelador. «La agenda de un CEO (de hecho, la agenda de cualquier líder), entonces, es una manifestación de cómo el líder lidera y envía mensajes poderosos al resto de la organización», escriben Michael Porter y Nitin Nohria en«Cómo gestionan el tiempo los directores ejecutivos». Los autores, cuyo estudio continuo de 12 años sobre el uso del tiempo de los directores ejecutivos es el más detallado y completo de su tipo, afirman que «la forma en que los directores ejecutivos distribuyen su tiempo y su presencia (donde eligen participar personalmente) es crucial, no solo para su propia eficacia, sino también para el rendimiento de sus empresas». Cada decisión del calendario puede mejorar o disminuir la legitimidad del CEO.

¿Qué deberían pensar los líderes al respecto? Porter y Nohria recomiendan crear agendas personales y hacerlas explícitas para la organización. Sin ese tipo de planificación y una amplia comunicación de intenciones, los líderes pueden distraerse fácilmente con la última crisis o con la voz más alta y no dedicarse nunca a la tarea más importante. De hecho, si la estrategia corporativa se expresa en la asignación de recursos, la estrategia de liderazgo debe tener en cuenta el recurso más escaso del CEO: el tiempo. El éxito del CEO, junto con el de la empresa, depende de ello.