Prepara tu idea empresarial para el despegue.
Supongamos que estás pensando en montar tu propio negocio. Tienes una idea innovadora y quieres crear un negocio en torno a esa idea. Pero, lo que es más importante, quieres que tenga éxito; quieres que desafíe a la gravedad y se eleve hacia las estrellas.
Pero antes de que una idea se convierta en un éxito, tienes que estar preparado para despegar.
Pero antes de que una idea pueda tomar velocidad y alzar realmente el vuelo, primero tienes que hacerla despegar, y ahí es donde entra en escena este resumen.
Para que una idea pueda tomar velocidad y alzar realmente el vuelo, primero tienes que hacerla despegar, y ahí es donde entra en escena este resumen.
Desde alinear tu idea empresarial con tus objetivos personales hasta hacer que tus planes sean viables desde el punto de vista financiero, estos resúmenes se asegurarán de que tu brillante idea esté lista para despegar.
En este resumen, aprenderás
- cómo identificar tus puntos fuertes;
- por qué probablemente no deberías crear un sitio web para camiones de comida si no tienes un camión de comida;y
- cómo hablar el idioma de tus clientes
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Ser una empresaria de éxito significa crear un negocio que esté en consonancia con los objetivos de tu estilo de vida.
¿Cuál es la primera orden del día para cualquier joven empresaria antes de poner en marcha su negocio? ¿Conseguir financiación? ¿O tal vez imprimir tarjetas de visita? En realidad, el primer paso implica ir mucho más allá; la emprendedora necesita investigar cómo su idea apoyará su estilo de vida deseado.
Antes de convertir cualquier idea en un negocio de éxito, es esencial que te asegures de que está alineada con tus valores y objetivos. Al fin y al cabo, vas a invertir tu tiempo, energía y dinero en este proyecto, y cuanto más se acerque a tus objetivos y valores personales, más satisfecho estarás.
Así que, si tienes una idea para un negocio, asegúrate de que se ajusta a tu estilo de vida.
Así que, si eres una persona sociable, asegúrate de que eso se refleje en el entorno social de tu empresa, y asegúrate de crear un espacio que te permita cultivar este aspecto.
Pero, ¿cómo puedes hacer que tu empresa sea un éxito?
¿Pero cómo puedes asegurarte de que tomarás decisiones sobre tu futuro negocio que te dejen satisfecho? Pues simplemente puedes intentar entrevistar a tu yo futuro.
El autoexamen te ayudará a decidir qué tipo de negocio se adapta mejor a ti, y es fácil de hacer:
Coge un trozo de papel y divídelo en cuatro secciones. A continuación, identifica las cuatro partes más importantes de tu vida. Tus categorías podrían ser, por ejemplo, Familia, Carrera, Bienestar y Dinero.
A continuación, asigna cada una de estas categorías a un cuadrante distinto del papel. Una vez hecho esto, imagínate dentro de cinco años y escribe todas las cosas que te vengan a la mente.
Por ejemplo, en el cuadrante de la familia, imagínate a ti mismo dentro de cinco años.
Por ejemplo, en la categoría Dinero, podrías escribir: “en cinco años mi hipoteca estará pagada, habré invertido en propiedades, tendré unos ingresos estables por alquileres y los fondos para la universidad de mis hijos estarán al cuadrado”. Si, durante este proceso, empiezas a pensar que tu idea no generará suficiente dinero para que este escenario sea realista, reserva tiempo ahora mismo para mejorarla. De este modo, evitarás hacer este decepcionante descubrimiento dentro de cinco años.
Toda esta charla sobre el futuro puede tenerte impaciente por ponerte a trabajar en tu negocio. Pero antes, tendrás que identificar algunas cosas más personales para asegurarte de que tu idea es adecuada para ti.
Los empresarios de éxito descubren sus ventajas mirando al pasado.
¿Hay algo en lo que seas excepcionalmente bueno? Si es así, ¡deberías aprender a utilizarla en tu beneficio! Tus habilidades y características únicas te proporcionan una ventaja competitiva, un nicho desde el que operar; en otras palabras, una ventaja injusta.
Una ventaja así es como tu superpoder, porque te hace destacar entre la competencia; por tanto, debería ser un aspecto integral de cualquier idea nueva. De hecho, el mero hecho de saber que eres bueno en algo te ayudará a motivarte.
Por ejemplo, imagina que llevas 15 años enseñando yoga y acabas de tener la idea de abrir tu propia escuela de yoga online. Durante la última década y media, has acumulado una enorme cantidad de conocimientos prácticos sobre distintas escuelas de yoga y una gran variedad de técnicas. Naturalmente, querrías que ese conocimiento único sirviera de base para tu escuela online.
Pero quizá tus puntos fuertes no sean tan evidentes, en cuyo caso tendrás que identificarlos. Una forma de hacerlo es mirar a tu pasado.
Examinando tus trabajos anteriores y tu experiencia como voluntario, y teniendo en cuenta lo que te gustaba o no de ellos, puedes descubrir patrones interesantes sobre ti mismo. El autor, por ejemplo, trabajaba para un estudio de arquitectura. Le gustaba el trabajo porque cada día aprendía algo nuevo y trabajaba en algo físico y tangible; después de trabajar en un proyecto, podía recorrerlo a pie.
Sin embargo, le gustaba el trabajo de arquitecto, porque le permitía trabajar en algo nuevo.
Sin embargo, no sentía que le pagaran lo suficiente ni que le reconocieran el duro trabajo que hacía. También sentía que no se escuchaban sus ideas. Mirando a su pasado, estaba claro que la capacidad de influir en los resultados era, y sigue siendo, muy importante para él. Por lo tanto, convertirse en empresario era una opción natural, ya que le permitiría tomar las riendas y aprovechar sus puntos fuertes.
Mapea tu idea y destila su esencia.
Así que has viajado al futuro y has vuelto al pasado. Sabes lo que quieres de la vida y tienes algunas ideas sobre lo que quieres hacer; ahora es el momento de trabajar en tu idea de negocio.
Para empezar, anota todos los pensamientos relacionados con tu idea en un mapa mental, una herramienta útil para estructurar tus pensamientos en una representación visual. Puedes diseñar el tuyo en papel o electrónicamente.
Si prefieres escribir a mano, los post-it son el medio perfecto porque puedes moverlos fácilmente y utilizar diferentes colores. O, si prefieres utilizar un ordenador, opta por una herramienta de mapeo basada en la web, como MindMeister, que te permite soltar y mover elementos fácilmente.
Diseña tu propio mapa.
Y recuerda, ¡no te lo pienses demasiado! Asegúrate de exponer todos tus pensamientos. Al fin y al cabo, nuestro cerebro no puede ser creativo mientras edita. Por ahora, céntrate en hacer fluir tus ideas.
El siguiente paso es destilar tu idea en una sola frase cohesiva que te ayude a reducirla a su esencia. Mantuviste tu cerebro analítico en modo silencio durante la fase creativa, pero ahora es el momento de volver a encenderlo. Empieza a editar organizando tu mapa mental en diferentes categorías. Luego, una vez que tengas las categorías, escribe de 400 a 500 palabras que las abarquen todas.
Esto hará que te pongas a trabajar.
Esto te hará entrar en el flujo de la escritura, y a partir de ahí puedes reducir tu primer borrador a un párrafo de tres a cinco frases. Asegúrate de limitarlo a eso y de que sea fácil de entender para un posible cliente o inversor.
Por último, redacta tu idea en una sola frase y no te preocupes si hacen falta varias versiones para encontrar la perfecta. Por ejemplo, un minorista de alimentos podría describir su sitio diciendo que ofrece “una amplia selección de alimentos orgánicos y crudiveganos, al tiempo que proporciona un excelente servicio y atención al cliente”. El sitio también alberga un blog de recetas que contiene vídeos instructivos breves y entretenidos sobre cómo cocinar con los artículos disponibles en el sitio.”
Comparte tu idea, pide opiniones e investiga tu mercado.
Bien, ahora tu idea está en un formato compartible, pero antes de lanzar tu negocio, es esencial que investigues cómo responderá el mundo a ella.
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Tu idea será más fácil de compartir.
Tu idea mejorará si la compartes y aprendes de los comentarios. De hecho, incluso las charlas casuales en el trabajo o en casa pueden dar lugar a valiosos comentarios que te ayuden a perfeccionar tu concepto. Pero también debes asegurarte de hablar con clientes potenciales.
Por ejemplo, el autor tuvo la idea de crear un sitio web para personas que quieren dirigir camiones de comida y empezó a ponerse en contacto con personas que ya tenían negocios de camiones de comida. Los propietarios de camiones de comida le preguntaban inmediatamente si tenía un camión de comida, y él respondía que no.
Esta experiencia le obligó a pensar más detenidamente en su idea y en por qué alguien seguiría su consejo si él no estaba en el negocio. Con el tiempo, esta reflexión le llevó a reformular la idea por completo, convirtiéndose en el comisario de una comunidad de propietarios de camiones de comida.
El siguiente paso es determinar cómo funciona actualmente tu mercado e intentar añadirle una nueva dimensión. Una buena herramienta para hacerlo es un mapa de mercado.
Para hacer uno, basta con crear una hoja de cálculo con distintas páginas para lugares, personas y productos. En el caso de una escuela de yoga en línea, empezarías tu mapa de mercado añadiendo lugares como estudios de yoga y escuelas en línea existentes.
Empezarías tu mapa de mercado añadiendo lugares como estudios de yoga y escuelas en línea existentes.
A partir de ahí, escribe los nombres de las personas con las que pretendes contactar de las distintas escuelas. Estas conversaciones personales pueden suscitar contactos humanos únicos que se conviertan en la base de una futura cooperación. Puede que acabes queriendo incluir a los instructores de una determinada escuela en tu oferta en línea, y tener un contacto útil te lo pondrá mucho más fácil.
Por último, anota los nombres de las personas con las que piensas ponerte en contacto.
Por último, en lo que respecta a tu hoja de productos, debes centrarte en los artículos individuales que vas a ofrecer: en este caso, diferentes estilos de yoga.
Comprende los problemas de tu público y cómo los describen.
Si puedes definir el problema mejor que tu cliente objetivo, éste asumirá automáticamente que tienes la solución.” – Jay Abraham
Realizar una investigación puede enseñarte mucho sobre tu mercado potencial, pero también es crucial saber cómo cuidar a tus clientes. Al fin y al cabo, son ellos quienes van a comprar tu producto.
Para ello, debes desarrollar un perfil de cliente procesable, también conocido como P.L.A.N. del cliente. Esta herramienta te ayudará a identificar cómo encaja tu idea de negocio con tu público; al fin y al cabo, tu negocio funcionará mucho mejor si comprendes a tus clientes en toda su complejidad.
Perfil de cliente.
Así es como funciona:
Tu PLAN de clientes representa los problemas, el lenguaje, las anécdotas y las necesidades de tus clientes. Para empezar con la tuya, añade una página a tu hoja de cálculo llamada P.L.A.N. y haz cuatro columnas, una para cada una de las categorías anteriores.
Ahora, centra tu atención en la primera letra de tu P.L.A.N., los problemas de tus clientes: recuerda, si puedes resolver un problema, la gente comprará tus productos. Por suerte, conocer los problemas de tus clientes es fácil: sólo tienes que ponerte en contacto con ellos.
Empieza por los nombres de tus clientes.
Empieza con los nombres que anotaste en la sección de personas de tu hoja de cálculo y hazles preguntas abiertas que te ayuden a identificar posibles problemas. Por ejemplo, puedes hacer preguntas como “¿qué es lo más difícil de…? ?” o “¿qué parte de esa tarea requiere más tiempo?”
Si te resulta difícil contactar personalmente con la gente y tu perseverancia no da frutos, prueba a hacer una encuesta online. En este caso, una buena pregunta es “¿qué es lo que más te cuesta de…? ?”
Una vez que hayas identificado los problemas de tus clientes, es hora de pasar a su lenguaje. Después de todo, comprender la forma de hablar de tus clientes te abrirá nuevas puertas hacia tu público objetivo.
Una estrategia sólida aquí es analizar las frustraciones de tus clientes a través de la lente del lenguaje. Por ejemplo, toma nota de ciertas palabras que utilizan para describir sus luchas, objetivos y aspiraciones. Y recuerda, hablar como tus clientes generará confianza más rápidamente y hará que sean más propensos a responder positivamente a la publicidad futura.
Ya tienes la mitad de tu PLAN preparado. A continuación, conocerás los dos ingredientes finales.
Fortalece tu idea recopilando anécdotas de clientes y sintonizando con sus necesidades.
Ahora que sabes cómo identificar los problemas a los que se enfrenta tu público y el lenguaje que utiliza, es hora de considerar las anécdotas que te ayudarán a mantenerte conectado con la gente real. He aquí cómo:
Las anécdotas son historias, normalmente breves, divertidas o interesantes, y siempre debes animar a tus clientes a compartirlas. Estos pequeños fragmentos de información te ayudarán a adaptar tu idea a la experiencia de tus clientes.
Toma esta anécdota: Por primera vez en su vida, Nick fue a pescar con mosca y compartió su impresionante aventura en Internet. Tras viajar un par de horas, por fin llegó a la zona de pesca y, al llegar, se detuvo en la tienda de cebos para pedir recomendaciones sobre lugares de pesca.
Alguien de la tienda se ofreció a guiarle y le condujo a un buen lugar. Cuando empezaron a pescar, Nick estaba disfrutando mucho del paisaje, pero le costaba lanzar. Un pescador con mosca con más experiencia se dio cuenta de la dificultad de Nick y le ofreció algunos consejos, tras lo cual Nick mejoró drásticamente.
Así que, si quieres pescar con mosca, no dudes en consultar a un pescador con mosca.
Entonces, si estás diseñando un producto para pescadores principiantes, escuchar una historia así sería una forma estupenda de relacionarte con un cliente potencial. Puedes conocer sus luchas, comprenderlas mejor y crear un producto que ayude a resolver estos problemas.
Y, por último, identificar los problemas de los pescadores principiantes.
Y por último, identificar las necesidades de tus clientes te ayudará a satisfacerlas plenamente con tu futuro producto. Pero, ¿qué es exactamente una necesidad?
Esencialmente, una necesidad es un aspecto de la vida de un cliente que no funciona, y tu trabajo consiste en ofrecerle una solución. Por ejemplo, mientras investigaba sobre la pesca con mosca, el autor descubrió que los pescadores se quejan a menudo de no poder atar las moscas con rapidez. Hablando con los clientes, descubrió que odiaban absolutamente perder oportunidades de pescar otros peces.
En el proceso, identificó dos necesidades: mejorar las técnicas de atado de moscas y simplificar el acceso a las moscas. Una vez hecho esto, estaba listo para proponer ideas que satisficieran ambas necesidades.
Los emprendedores inteligentes ponen a prueba el compromiso de sus clientes e inversores potenciales.
Has hecho tu investigación de mercado y has creado un P.L.A.N. de cliente. ¡Ya casi lo tienes! Pero antes de seguir adelante, recuerda validar tu idea, es decir, financieramente.
Puedes empezar realizando una prueba inicial del compromiso que tu producto o servicio suscita entre los inversores y clientes potenciales. Hay varias formas de hacerlo.
Por un lado, puedes probar plataformas publicitarias como Google AdWords, Facebook, Twitter o cualquier otro sitio web que visite tu público objetivo. Estos sitios compondrán estadísticas reales, incluyendo el número de clics que generan tus anuncios, que te darán una idea del interés inicial por tu idea.
Otra forma de validar tu concepto es escribir entradas de blog como invitado en un foro o grupo abierto relacionado con tu idea. Esto funciona bien porque si ofreces contenido interesante sin pedir nada a cambio, añadirás valor a la plataforma y captarás la atención de la gente. Con el tiempo, puedes empezar a presentar tu producto o servicio en una de estas plataformas y preguntar a la gente si está interesada en invertir.
Una última estrategia de validación se denomina hipertargeting, que consiste en identificar el porcentaje del mercado que está potencialmente interesado en tu solución. En otras palabras, funciona pidiendo a tu público que se identifique como deseando o necesitando tu producto o servicio.
Así que, si has estado activo en un foro o grupo online, basta con que plantees una pregunta del tipo “¿a quién le interesaría…? ?” O, si tienes un sitio web, puedes pedir a los visitantes que hagan clic en un enlace o se suscriban a un boletín. De este modo, te harás una idea de cuánta gente podría estar interesada en tu idea.
Y, por supuesto, no te preocupes.
Y, por supuesto, también puedes hacerlo hablando en público. En este contexto, puedes simplemente pedir a la gente que levante la mano si tu producto resolvería un problema suyo.
La validación final llega interactuando con los clientes potenciales e invitándoles a invertir.
Así pues, medir el compromiso de la gente con tu idea es esencial, pero a menudo la gente no comprará un producto aunque haya mostrado interés en la idea inicialmente. Como resultado, es necesario hacer una ronda final de validación.
Primero, interactúa con tus clientes potenciales y comparte tu solución con ellos para asegurarte de que realmente comprarán tu producto en el futuro. En este caso, lo mejor es interactuar cara a cara, ya sea en persona, por teléfono, a través de mensajes privados o por correo electrónico.
Independientemente del método de comunicación que utilices, empieza mostrando interés por tu cliente. Después, intenta centrar la conversación en el producto que quieres que compre. Comparte información sobre ti y utiliza una anécdota para ayudarles a comprender por qué quieres servirles.
Pero también debes mostrar interés por tu cliente.
Pero también debes recordar que debes ser sincero y hacer saber al cliente que te interesan sus comentarios. Al final, recibir esos comentarios te permitirá saber si a un cliente potencial le gusta tu producto y también la probabilidad de que lo compre una vez que esté en el mercado.
Entonces, tu validación final llega cuando solicitas el pago como pedido anticipado. Esto puede hacerse a través de un enlace en tu sitio web o enviarse a través de un correo electrónico que pida a los clientes que compren tu producto por adelantado. Cuando utilices el correo electrónico con esta estrategia, espera 24 horas y, si no has tenido noticias, envía un correo de seguimiento para comprobar si la persona ha recibido tu mensaje.
Pero, ¿cuántos prepedidos se realizan?
¿Pero cuántos pedidos por adelantado necesitas para que tu idea sea validada?
Pero, ¿cuántos pedidos por adelantado necesitas para que tu idea sea validada?
Bueno, según el experto en comunicación Everett Rogers, sólo el 2,5 por ciento de la gente invertirá en una idea nueva de inmediato. Naturalmente, querrás que más personas compren tu producto a medida que pase el tiempo y aumente la curiosidad, pero Rogers sugiere que obtener un 10 por ciento de respuestas positivas es un buen indicador de éxito.
En otras palabras, si te pones en contacto con 50 personas y cinco de ellas se comprometen económicamente, estás listo. Si, por el contrario, no consigues el 10 por ciento que buscas, pide más respuestas y sigue mejorando tu idea.
Conclusiones
El mensaje clave de este libro:
Mucha gente está llena de buenas ideas, pero no muchas de ellas se convierten en negocios de éxito. Las claves para lograrlo son la investigación de mercado, la comprensión de los problemas de tus clientes y una rigurosa validación financiera de la idea final.
Consejos Accionables:
Llama a amigos y colegas.
Si te cuesta identificar tus ventajas personales, puede ayudarte ponerte en contacto con algunos amigos o colegas. Sólo tienes que enviar algunos correos electrónicos preguntando a la gente qué les parece especial o interesante de ti; sus respuestas podrían acabar revelando un conjunto de valores vitales fundamentales con los que quieres que se alinee tu empresa.
Consigue tus ventajas personales.
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