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¿Dónde están las mujeres?

por Adi Ignatius

Por cuarto año consecutivo, Harvard Business Review presenta su lista de los 100 directores ejecutivos con mejor desempeño del mundo. Y por cuarto año consecutivo, hay una ausencia desalentadora de mujeres.

Nuestro objetivo con la lista es medir a los directores ejecutivos en función de su desempeño a largo plazo. Nuestra fórmula analiza la rentabilidad total ajustada de los accionistas y el aumento de la capitalización bursátil a lo largo de todo el mandato del director ejecutivo. También tenemos en cuenta dos calificaciones distintas del desempeño ESG (ambiental, social y de gobierno corporativo) corporativo, para asegurarnos de que evaluamos a los ejecutivos en función de algo más que el precio de las acciones de sus empresas.

Los resultados ya están aquí y solo dos mujeres estuvieron entre las 100 mejores de este año: Debra Cafaro de Ventas y Marillyn Hewson de Lockheed Martin. Pero los resultados no indican que las mujeres tengan un rendimiento inferior al de los hombres como ejecutivas, sino que reflejan el hecho de que hay muy pocas mujeres en los puestos de director ejecutivo global. Entre las 886 empresas que estudiamos para elaborar nuestra lista, solo 28 (o el 3%) estaban dirigidas por mujeres ejecutivas.

¿Por qué las mujeres escasean tanto en la cúspide? Las investigaciones sugieren que algunas mujeres cualificadas básicamente están dejando de correr (no se están «inclinando», como diría Sheryl Sandberg) para centrarse en otras partes de sus vidas. Pero un aspecto más importante, sin duda, es el sesgo de género. Los miembros de la junta tienden a contratar a hombres blancos para puestos de liderazgo, tal vez porque se ajustan a la percepción del status quo de que esos candidatos representan la opción «más segura».

Algunos lectores de HBR han argumentado que la falta de mujeres en nuestra lista demuestra que estamos midiendo cosas incorrectas al compilar nuestra clasificación. Ese argumento puede tener algún mérito. Pero la lista sí refleja la realidad del mundo empresarial, que no ha evolucionado tan rápido como cabría esperar. Para cambiar las cosas, todos tenemos que cuestionar los sesgos que llevan, repetidamente, a que un club masculino esté en la cima.