La realidad virtual y aumentada remodelarán la venta minorista
por Dan McKone, Robert Haslehurst, Maria Steingoltz

Se acerca su viaje de acampada. Usted y un amigo van a comprar una tienda de campaña. Al ver uno que le guste, los dos se meten dentro para comprobar la capacidad. Pero hay algo inusual en este escenario: está en Boston. Su amigo está en Houston. Y ninguno de los dos está cerca de una tienda de artículos deportivos.
La realidad virtual (VR), junto con su tecnología hermana, la realidad aumentada (AR), ofrecen a los minoristas la oportunidad de transformar la forma en que la gente compra. Un cliente puede probarse camisas sin tener que ir a la tienda. Otro podría pedir muebles en el acto, con la confianza de que son los adecuados para la casa. Las aplicaciones que utilizan cualquiera de las dos tecnologías ayudan a eliminar los puntos débiles de los clientes, mejorar el servicio de atención al cliente y crear una experiencia de cliente diferenciada y personalizada. La exitosa incorporación de la realidad virtual y la realidad aumentada en los modelos minoristas también tiene el potencial de cambiar enormemente la forma en que los minoristas piensan sobre las tiendas del futuro.
Los minoristas que deseen desarrollar una estrategia de comercio virtual deberían considerar desglosarla en las siguientes dimensiones.
Primero, decida qué tecnología va a utilizar en cada aplicación. La realidad virtual sumerge al consumidor en un mundo simulado. Requiere tecnologías independientes, como auriculares y, normalmente, un mando. En comparación, la realidad aumentada superpone elementos virtuales al mundo real tal como se ve a través de un teléfono inteligente o una tableta.
La realidad virtual es más emocionante, pero ahora mismo se enfrenta a una barrera mayor. Esto se debe a que los consumidores aún no están acostumbrados a llevar dispositivos de realidad virtual (ni siquiera en casa) ni a hacer nada con ellos más allá de jugar. Por otro lado, como indica el éxito de Pokémon Go, cualquier smartphone puede ser una plataforma de realidad aumentada.
A continuación, decida si la solicitud es para uso en la tienda o fuera de ella. Probablemente esto no sea un problema a largo plazo, pero hoy en día los dos entornos tienen restricciones diferentes. Las aplicaciones en las tiendas implicarían que el consumidor interactuara con AR o VR dentro de las paredes reales de un entorno de compras tradicional (en la sala de ventas o en el vestuario, por ejemplo) o justo al lado (a través de los escaparates de la tienda). Las aplicaciones fuera de la tienda permitirían al consumidor interactuar virtualmente con el minorista en su casa, desde otro lugar físico o incluso desde la distancia. Por ejemplo, un minorista que solo vende comercio electrónico podría abrir un canal 3D recreando virtualmente las ventajas de estar en una tienda.
Una vez que tenga una idea de dónde invertir, identifique a los clientes que desean una solución de realidad aumentada o virtual. Busque a los que más tienen que perder sin él, así como los puntos débiles, como las limitaciones presupuestarias o de tiempo. Y tenga en cuenta que una de las ventajas de la AR y la VR es la posibilidad de personalizar una experiencia. Por ejemplo, un espejo de maquillaje virtual podría aprender rápidamente las preferencias de los consumidores y mostrarles nuevos looks sin necesidad de que esperen en el mostrador de maquillaje.
Después de eso, establezca la propuesta de valor. Cualquier persona que interactúe con una aplicación minorista de AR o VR debe entender inmediatamente la propuesta de valor si quiere seguir utilizándola. Para ayudarlo, explique cómo la aplicación resuelve los problemas del consumidor y, naturalmente, amplía la conexión de la marca con el consumidor. Una tienda de artículos deportivos puede centrarse en las pruebas virtuales de una nueva raqueta de tenis, por ejemplo, creando un punto de diferenciación con respecto a una tienda masiva en la que el equipamiento deportivo es una idea tardía.
Por último, conéctelo al modelo de negocio. Fije objetivos financieros o de participación concretos que garanticen que la oferta de realidad virtual y realidad aumentada crea valor para la empresa. Evalúelos a intervalos regulares. Hacerlo lo mantendrá ágil a la hora de satisfacer las necesidades de los consumidores con una tecnología que aún está en desarrollo.
La realidad virtual y la realidad aumentada son tecnologías emergentes. Pero la inversión en el sector está en auge, ya que las empresas emergentes de AR y VR recaudaron 658 millones de dólares en financiación de capital el año pasado. Algunas proyecciones sitúan la inversión en AR y VR en el comercio minorista en cerca de 30 000 millones de dólares para 2020 (de la nada en la actualidad). No espere a que una «aplicación asesina» le fuerce la mano. Decidir cómo jugar pronto y qué apuestas hacer ahora permitirá a los minoristas tomar la delantera en esta tecnología.
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