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Ocho maneras de reeducar tu mente para optimizar tu rendimiento en el trabajo y en la vida

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Para cambiar tu vida a mejor, cambia un mal hábito cada vez.

¿Qué tienen de especial las personas que destacan? ¿Es un talento superior? ¿Han nacido con ventaja?

No. Las personas de éxito proceden de todos los entornos y ámbitos de la vida, y no todas las personas empiezan con un éxito estelar. Pero todas comparten una característica: todas tienen hábitos asombrosos.

Entonces, ¿qué son exactamente los hábitos de éxito, y cómo conseguirlos tú también? Este resumen te explicará en detalle las ocho formas de reeducar tu mente y cambiar a mejor. Incluso centrarte en un nuevo hábito te ayudará a llegar lejos cuando se trate de ser más centrado y productivo.

En este resumen, descubrirás

  • por qué ser anormal es preferible a ser normal;
  • cómo se puede ser multidisciplinar.
  • cómo la multitarea no es más que una artimaña para fingir que eres productivo;y
  • cómo establecer un ritual puede ayudarte a convertir los buenos comportamientos en hábitos.

No es productivo centrarse en más de un objetivo a la vez si quieres obtener resultados positivos.

«Tu mente es como una poderosa manguera de incendios. No diluyas su fuerza dividiendo el chorro…«

¿Alguna vez has sentido la necesidad de hacer un cambio positivo en tu vida? Tal vez ya hayas hecho una lista de todas las pequeñas cosas que te gustaría modificar. Pero hacer una larga lista no es la forma más eficaz de hacer mejoras.

¿Por qué?

¿Por qué? Es un hecho que nuestra mente consciente sólo puede procesar entre cinco y nueve conceptos, o piezas de información, a la vez. Este fenómeno se denomina capacidad de canal, y fue identificado por primera vez por el psicólogo George A. Miller en 1956.

Independientemente de lo que leas o mires, desde palabras hasta colores o números, tu memoria de trabajo sólo puede almacenar una cantidad limitada de datos en un momento dado. Y la memoria de trabajo es todo lo que una persona tiene de un momento a otro, ya sea para argumentar o para intentar resolver un problema matemático.

La memoria de trabajo es todo lo que una persona tiene de un momento a otro.

Así que, dada esta limitación, tiene sentido que intentar abordar demasiadas tareas a la vez pueda resultar abrumador. Esto también es cierto cuando intentas cambiar demasiadas cosas a la vez en tu vida.

Por lo tanto, es lógico que te sientas abrumado.

Como cada tarea que intentas completar requiere su propia cantidad de datos, tu memoria de trabajo puede sufrir una sobrecarga de información cuando intentas hacer malabarismos con múltiples tareas. Cuando esto ocurre, los datos importantes pueden procesarse incorrectamente y puedes cometer un error, o peor aún, tu mente consciente se apagará. Puedes pensar en esto como si un ordenador se congelara cuando has abierto demasiadas aplicaciones.

El autor ha sido testigo directo de este dilema. La gente le ha contado que cuando intentan cambiar dos o tres cosas de su vida al mismo tiempo, se quedan atascados. Pero cuando se centran en una sola cosa, los resultados pueden ser increíbles.

Así que la mejor forma de mejorar tu vida y obtener resultados positivos es comprometerte a cambiar una sola cosa cada vez.

Priorizar las tareas y organizar el mañana es la clave para gestionar mejor el tiempo y la productividad.

«…estar ocupado es una pérdida de tiempo: Ser productivo es el objetivo»

Las personas pueden parecer productivas cuando se apresuran frenéticamente de una tarea a otra, o realizando varias tareas a la vez hasta el punto de distraerse. Pero este comportamiento sólo indica que la persona no sabe gestionar el tiempo.

El secreto para tener un mañana productivo es organizarlo hoy.

Organízate hoy.

Organizarse eficazmente significa priorizar tus tareas haciendo una lista de las tres cosas más importantes que quieres conseguir. Asegúrate también de incluir el tiempo necesario para realizar estas tareas.

Entonces, de tus tres tareas, elige una que sea absolutamente necesario hacer ese mismo día.

Al hacerlo, te asegurarás de centrarte en lo que es más importante para ti, y será menos probable que olvides o dejes de lado una tarea que podría ser más difícil en favor de un objetivo más fácil.

Además, al centrarte sólo en tres tareas, en lugar de sentirte abrumado, te sentirás más seguro de poder cumplir todos los objetivos que te propongas.

Puedes centrarte en lo que es más importante para ti.

También hay tres cosas importantes que debes tener en cuenta al hacer tu lista.

Primero: No cometas el error de incluir un proyecto grande y complejo en una lista. En lugar de eso, busca tareas más pequeñas y manejables dentro del gran proyecto que puedas añadir a la lista.

Primero: No cometas el error de incluir un proyecto grande y complejo en una sola lista.

Segundo: Prioriza y programa sabiamente. Identifica cuidadosamente tu tarea más importante para mañana y asegúrate de programar tiempo suficiente para completarla. Para muchos, el periodo comprendido entre la comida y las 15.00 horas es un buen momento para trabajar sin interrupciones.

Tercero: Escríbelo. Poner tu plan por escrito es algo más que recordar lo que tienes que hacer. Escribir activa una parte específica de tu cerebro llamada sistema activador reticular (SRA). Esta zona actúa como un filtro y pone la información importante, como las cosas que escribes, en el primer plano de tu mente.

Así, con un plan de ataque priorizado y por escrito, ¡estarás listo para conquistar el día que tienes por delante!

Maximiza el tiempo de que dispones encontrando formas de estructurar los objetivos y aumentar la productividad de las reuniones.

¿Alguna vez has mirado tu lista de tareas pendientes y has deseado que hubiera más de 24 horas al día? Aquí tienes cuatro consejos para aprovechar al máximo el tiempo de que dispones.

Consejo:

Cómo aprovechar al máximo el tiempo de que dispones.

Consejo nº 1: No pierdas el tiempo esperando.

Puede que pienses que el tiempo entre una cita y otra no es valioso, pero estos breves periodos pueden sumar horas importantes. Así que en lugar de perder el tiempo o mirar Facebook, invierte tu tiempo extra de forma productiva. Lo más probable es que haya un correo electrónico que puedas responder o un papeleo que tengas que hacer.

Consejo nº 2: Utiliza la técnica de preguntar y cortar para evitar la procrastinación.

Ésta es una técnica útil cuando te enfrentas a una tarea que te parece demasiado abrumadora como para siquiera empezarla. En primer lugar, pregúntate a ti mismo: ¿Cuál es el primer paso que hay que dar? A continuación, céntrate simplemente en trocear ese primer paso completándolo, y luego repite la pregunta. Al cortar la tarea en pequeños pasos, avanzarás sin sentirte intimidado por la envergadura del proyecto más grande.

Consejo nº 3: Programa tu reloj de juego.

Crea un reto dándote un plazo corto para una tarea pequeña. Cuando cumplas el plazo, verás lo eficiente que puedes llegar a ser y aprenderás que realmente puedes hacer más con menos tiempo.

Cuidado con el tiempo

Prepara tu reloj de juego.

Y por último, el consejo nº 4: Estructura previamente tus reuniones para alcanzar objetivos sólidos.

Las reuniones desestructuradas y sin rumbo son una pérdida de tiempo. La gente acaba saltando de un tema a otro o dedicando la reunión a detalles sin importancia. Haz que tu reunión sea productiva dándole un enfoque.

Ponte de acuerdo.

Comienza la reunión articulando un objetivo claro que describa lo que quieres conseguir. De este modo, todos los asistentes conocerán el objetivo de la reunión y podréis dedicar el resto del tiempo a alcanzarlo de forma productiva. Cierra la reunión dedicando un breve espacio de tiempo a preguntas o propuestas.

Con estos consejos, estarás en el buen camino para crear más tiempo en tu jornada laboral utilizando cada minuto de la forma más eficiente posible.

Crea un ritual con tus nuevos objetivos de estilo de vida para evitar la procrastinación y seguir con nuevos comportamientos positivos.

Mucha gente hace propósitos de Año Nuevo para dejar un mal hábito o para ponerse en mejor forma. Desgraciadamente, no es infrecuente volver a los viejos hábitos o al mal comportamiento al cabo de pocas semanas.

Así que, ¿cómo puedes ceñirte a un plan y desarrollar nuevos y mejores hábitos? Empieza por hacer un ritual del hábito positivo que quieres adoptar.

Hacer un ritual significa hacer algo exactamente a la misma hora, todos los días. Si quieres ir al gimnasio más a menudo, ritualiza este nuevo hábito fijando una hora concreta para ir, como las 8.30 de la mañana todos los días, y comprométete a cumplirla. Si conviertes tu nuevo objetivo en un ritual, tendrás menos tentaciones de dejarlo para más tarde o posponerlo.

Sin embargo, si quieres ir al gimnasio más a menudo, establece un ritual.

Pero si empiezas a dudar o te apetece aflojar, recuerda que cambiar de hábitos es más fácil con el tiempo

A medida que te vayas acostumbrando a tu nuevo objetivo, tendrás menos tentación de dejarlo para más tarde o de posponerlo.

Cuando empieces a intentar cambiar tus hábitos, puedes encontrarte con situaciones en las que los viejos comportamientos, como quedarte en el sofá viendo la televisión, te parezcan una opción mejor. Cuando esto ocurra, resiste la tentación recordándote a ti mismo que se trata de una fase normal y temporal en el camino hacia un nuevo y estupendo estilo de vida.

Puede que tengas que luchar en estas primeras fases, pero te resultará más fácil cuanto más tiempo te mantengas en ello

También puedes ayudar a los demás.

Para reforzar tu espíritu de lucha, hazte dos preguntas: ¿Cómo me sentiré cuando gane esta lucha y siga comprometido con mi nuevo hábito? ¿Cómo me sentiré si me rindo? Estas preguntas te ayudarán a provocar sentimientos en tu interior que pueden motivarte a seguir adelante con tus objetivos.

Consigue tu objetivo.

Por último, imagina cómo tu nuevo estilo de vida cambiará las cosas para ti a largo plazo.

Piensa en lo que vas a conseguir con tu nuevo hábito.

Ayuda a hacerlo mediante la visualización: imagina a tu nuevo yo como una persona sana, productiva y segura de sí misma. Esta técnica mantiene tu objetivo en mente y te motivará para seguir adelante.

Aplicando estas técnicas básicas de pensamiento, cualquiera puede comprometerse a establecer nuevos hábitos o a cambiar su estilo de vida, hasta que el cambio se convierta en algo natural.

La autoevaluación es eficaz siempre que te centres en el proceso, no sólo en los resultados de tu trabajo.

«La grandeza se basa en hacer constantemente cosas que los demás no pueden o no quieren hacer.

¿Alguna vez dudas a la hora de empezar una tarea por miedo a equivocarte o a no cumplir tus propias expectativas? Si es así, es posible que seas perfeccionista, y esto puede obstaculizar tu propia evaluación.

Cuando un perfeccionista realiza una autoevaluación, es probable que se centre más en los defectos que en si algo en su conjunto se ha hecho bien.

Cuando un perfeccionista realiza una autoevaluación, es probable que se centre más en los defectos que en si algo en su conjunto se ha hecho bien.

Basar una autoevaluación en los estándares más elevados no hace más que predisponerte a la decepción. Puedes no alcanzar esos niveles y defraudarte a ti mismo, o puedes cumplir las expectativas y no ver ninguna razón para apreciar un buen trabajo.

Esto puede dar lugar a reacciones negativas, que a su vez provocan estrés y baja confianza en uno mismo.

¡El mejor método es apreciar cuando haces las cosas bien! Sigue el consejo del legendario entrenador de baloncesto John Wooden. Decía que las personas con más éxito siempre se reconocen a sí mismas el mérito cuando es debido.

Las personas con más éxito siempre se reconocen a sí mismas el mérito cuando es debido.

También es importante centrarse más en el proceso que en los resultados.

Por prestar atención sólo a los resultados, no aprenderás lo que hay que hacer para obtener los resultados que deseas. Si te centras en el proceso, aprenderás qué es lo que mejor funciona para alcanzar tus objetivos y qué es lo que debes mejorar.

Consigue tus objetivos con el proceso.

Considera crear un registro de éxitos, o un diario que te ayude a evaluar tu proceso de forma útil.

Para empezar tu diario, escribe los objetivos realistas que esperas alcanzar cada día, y tómate el tiempo necesario para evaluar tus objetivos después.

Debes responder a tres preguntas: ¿Qué he hecho bien hoy? ¿Qué aspecto me gustaría mejorar para mañana? ¿Hay algo que pueda hacer de forma diferente? Cuando respondas a estas preguntas, te estarás centrando en establecer objetivos en torno al comportamiento y no en los resultados externos.

Pues bien, responde a estas preguntas.

Así que estate atento a los comportamientos que contribuyen al éxito: ¡te indicarán el camino hacia un progreso continuo!

La forma en que piensas y te hablas a ti mismo puede ayudarte a alcanzar el éxito o conducirte al fracaso.

«Aquello en lo que te centras se expande. Centrarse en lo negativo es esencialmente como abonar las malas hierbas de tu jardín.»

¿Alguna vez te has disuadido a ti mismo de hacer algo? Tal vez ibas a solicitar un nuevo trabajo o pedir un ascenso, pero luego pensaste: «Para qué molestarse, no va a suceder, acabaré con las esperanzas destrozadas». Se trata de un mal hábito que puedes cambiar.

¿Cómo te sientes?

La forma en que te hablas a ti mismo influye en la confianza que tienes en ti mismo. Con el tiempo tendemos a creernos lo que nos decimos a nosotros mismos. Puedes convencerte a ti mismo de que vas a fracasar pensando negativamente, o puedes reforzar tu confianza y aumentar tus posibilidades de éxito animándote a ti mismo.

La forma en que te hablas a ti mismo influye en tu autoconfianza.

Incluso si tienes dudas ante un reto, verás que si sigues alimentándote con pensamientos positivos, acabarás sintiendo la confianza necesaria para ponerte manos a la obra.

Incluso si tienes dudas ante un reto, verás que si sigues alimentándote con pensamientos positivos, acabarás sintiendo la confianza necesaria para ponerte manos a la obra.

Al fin y al cabo, nunca te acercarás a un reto si no te permites creer que lo conseguirás

¿Por qué?

Piensa en ello como un entrenador: Cuando un equipo se enfrenta a un partido difícil, el trabajo de un entrenador es reunir al equipo con mensajes positivos y mantenerlo motivado. Sin esperanza, ¡nadie se molestaría en intentarlo!

Otra técnica importante es evitar pensar demasiado en un problema.

Cuando piensas demasiado, tu mente convierte el problema en un obstáculo irresoluble, que puede acabar paralizándote hasta la inacción. Tu cerebro libera hormonas del estrés, lo que provoca tensión y la pérdida de toda inteligencia creativa. Esto suele acabar con la persona que piensa demasiado rindiéndose para huir del estrés.

Una forma mucho más eficaz de pensar en el futuro.

Una forma mucho mejor de alcanzar un objetivo es relajarse y, en lugar de centrarse en el problema, concentrarse en la solución.

Piensa en la solución.

Haz balance de todo lo que tienes a tu disposición, las herramientas que pueden ayudarte a resolver tu problema. En lugar de agobiarte, ve paso a paso, piensa en positivo y elabora una solución gradual.

Escribiendo discursos bien pensados, practicando a menudo y hablando con calma, conseguirás transmitir tu mensaje.

Lo más probable es que no te guste dar discursos ante grandes grupos de personas. Pero todo profesional puede aprender a dar un discurso decente; he aquí algunas claves para que aprendas a hacerlo.

Cómo dar un discurso decente.

Hay dos puntos importantes para hacer una buena presentación: preparación y práctica.

Cuando preparas una buena presentación, la práctica es fundamental.

Cuando preparas un discurso, quieres asegurarte de que tu público entiende tus ideas principales. En el resumen anterior, aprendimos que la mente sólo puede manejar cierta cantidad de información. Partiendo de esta base, ten en cuenta que tu público, para mantenerse atento, necesita un discurso bien estructurado.

Prepara tu discurso para que tu público lo entienda.

También tendrás que eliminar cualquier elemento de tu discurso que pueda distraer al oyente u oscurecer tu mensaje. Para ello, escribe toda tu presentación y fíjate en los primeros y últimos cinco minutos. Elimina los detalles que te parezcan superfluos.

Una vez que tu presentación esté ordenada y organizada, puedes ensayar cómo exponerla ante el público.

Si tu presentación no está bien organizada, puedes ensayar cómo exponerla ante el público.

Si estás demasiado nervioso, puedes parecer torpe, jugueteando con la ropa o el pelo. Antes de subir al escenario, asegúrate de que estás bien preparado y aumenta la confianza en ti mismo ensayando el discurso hasta que puedas recitarlo sin esfuerzo. Tómate momentos a lo largo del día, incluso durante las comidas, para recitar mentalmente los detalles de tu discurso.

No te pongas a prueba.

No olvides hablar despacio y hacer una pausa después de exponer un punto. Las personas que hablan a un ritmo tranquilo y comedido suelen considerarse más seguras de sí mismas que las que hablan rápido. Y si haces pausas, darás tiempo a tu público para procesar mejor los puntos que intentas exponer.

No te olvides de hablar despacio y de hacer pausas después de exponer tus argumentos.

En cambio, si estás preparando una charla individual, hay dos cosas importantes que debes tener en cuenta:

En primer lugar, si estás preparando una charla individual, debes tener en cuenta lo siguiente

En primer lugar, mantén un tono de voz tranquilo y amable. Esto hará que la otra persona se sienta cómoda y, además, estará más receptiva a tu mensaje.

Primero, mantén un tono de voz tranquilo y amable.

En segundo lugar, asegúrate de dar a la otra persona la oportunidad de expresar sus pensamientos, y escucha atentamente lo que tiene que decir. Si hablas despacio y haces pausas frecuentes, darás a tu interlocutor la oportunidad de responder.

Ser una persona normal puede interponerse en el camino hacia la grandeza. Busca ser anormal!

«Lo normal está bien. Aceptable. Normal. Pero si quieres hacer grandes cosas, tienes que ser anormal.»

¿Por qué la gente está tan obsesionada con ser normal? ¿Puedes pensar en algún gran artista, escritor o científico que fuera considerado normal?

Las personas normales tienen rasgos, o «virus», que pueden impedirles alcanzar sus objetivos. Pero las personas anormales son inmunes a estos virus y se niegan a que interfieran en su éxito personal.

Las personas normales tienen rasgos o «virus» que pueden impedirles alcanzar sus objetivos.

El principal virus que asola a la gente normal es la procrastinación.

La gente normal es inmune a estos virus y se niega a dejar que interfieran en su éxito personal.

La persona normal tiene miedo de perseguir un objetivo ambicioso, preocupada porque le espera el fracaso. Y para esa persona normal, es fácil encontrar excusas para no empezar: la colada, la cocina sucia, etc.

Pero la persona anormal no busca excusas. Las personas anormales buscan formas de sortear cualquier obstáculo. Si el perro se ha comido un cuaderno, la persona anormal grapará papel y hará uno nuevo. Las personas anormales toman las riendas de su destino, convencidas de que sólo ellas pueden alcanzar sus objetivos.

Un virus secundario, relacionado con la procrastinación, es centrarse en cosas que no se pueden controlar.

Las personas anómalas toman el control de su destino, convencidas de que sólo ellas pueden lograr sus objetivos.

Las personas normales pueden cegarse de las cosas que pueden controlar obsesionándose con las que no pueden. Hace demasiado frío o llueve fuera, el perro del vecino ladra, la cafetería ha subido los precios, etc. Al centrarse en esas preocupaciones, las personas normales se distancian de los aspectos de su vida que realmente pueden mejorar.

Para los anormales, las cosas que no pueden controlar son las que más les preocupan.

Para las personas anormales, estas preocupaciones son una pérdida de tiempo y energía. En lugar de ello, prestan atención a lo que pueden controlar y a las partes de su vida que pueden mejorar.

Así que haz lo que quieras.

Así que haz lo que hacen las personas anormales: crea un plan de acción paso a paso sobre lo que te gustaría mejorar en tu vida y cómo hacerlo realidad. Incluso puedes añadir una lista de cosas que puedes y no puedes controlar, para asegurarte de que no te distraes por el camino.

Conclusiones

El mensaje clave de este libro:

Si quieres tener mucho éxito, necesitas saber cómo controlar tu mente y hablar contigo mismo de forma positiva. Recuerda siempre centrarte en la solución y no en el problema. E incluso cuando estés en lo más alto de tu juego, nunca olvides el proceso que te llevó hasta allí.

Consejos Accionables:

Construye un ritual de evaluación.

La próxima vez que tengas un mal día en la oficina y sientas que tu autoestima flaquea, no te centres en lo que has hecho mal. Es mucho mejor anotar todo lo que hiciste bien. Una evaluación tan positiva aumentará inmediatamente tu confianza, te motivará y mejorará tu rendimiento mañana.

Practica el Ejercicio Mental para reducir la ansiedad ante una tarea.

Primero, relaja la mente controlando la respiración. Inhala durante cinco segundos, mantén la respiración durante dos segundos y exhala durante seis segundos. A continuación, recita un mantra personal, o un conjunto fijo de afirmaciones alentadoras. Por ejemplo: «Soy fuerte, inteligente y seguro de mí mismo y las cosas saldrán bien». Dedica 60 segundos a visualizar la situación que temes. Imagina lo que vas a ver, cómo te vas a sentir y lo que vas a decir. Repite tu mantra personal y vuelve a la técnica de respiración.

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Lecturas recomendadas: La mañana milagrosa de Hal Elrod

En La mañana milagrosa, Hal Elrod explica las técnicas que le ayudaron a superar las secuelas de un accidente de coche casi mortal. Elrod se dio cuenta de que la clave para una vida satisfactoria y plena era dedicar algo de tiempo a mejorar cada día. Detalla seis pasos cruciales que podemos dar cada mañana para ayudarnos a poner en marcha nuestros días y encaminarnos hacia una vida plena.

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