Innovadores: Conviértanse en experimentadores activos
por Scott D. Anthony
Uno de mis artículos favoritos de Harvard Business Review del año pasado fue “El ADN del innovador”. El artículo, escrito por el fundador de Innosight, Clayton Christensen (sí, soy parcial), el profesor de la BYU Jeffrey Dyer, y el profesor de INSEAD Hal Gregersen, describe las características críticas de los innovadores de éxito, y presenta consejos prácticos para los líderes empresariales que buscan fortalecer sus músculos de innovación. Y he empezado a ver cómo las herramientas y la investigación del ADN del innovador ayudan a las empresas a mejorar su capacidad para innovar con éxito.
Una de las orientaciones que ofrecen los profesores es “complicarse conscientemente” la vida participando en experimentos. Como señala el artículo
“Al igual que los científicos, los empresarios innovadores prueban activamente nuevas ideas creando prototipos y lanzando proyectos piloto… El mundo es su laboratorio… Los experimentadores construyen experiencias interactivas e intentan provocar respuestas poco ortodoxas para ver qué ideas surgen”.
Suena desalentador. Pero no tiene por qué serlo.
Desde hace más o menos una década, tengo una rutina matutina muy definida. Después de levantarme de la cama, me tomo una taza de café. La brecha entre la alarma y la cafeína rara vez se extiende mucho más allá de 10 minutos.
Entonces, una semana cualquiera, me encontré en una circunstancia en la que tomar café a primera hora de la mañana simplemente no era posible. Para mi sorpresa, me encontré funcionando mejor por la mañana cuando había un intervalo más largo entre el despertar y tomar café.
Podría haber sido una ocurrencia aleatoria ligada a las particularidades de la circunstancia, así que decidí experimentar. Un día me despertaba, trabajaba un rato, desayunaba y luego me duchaba. Al día siguiente me despertaba, me duchaba inmediatamente, desayunaba y trabajaba. No eran experimentos perfectamente controlados, pero noté un patrón consistente. Me sentía menos cansado cuando no tomaba café inmediatamente después de despertarme.
No hace falta ser Thomas Edison para ser un experimentador activo. Piense en “experimentos cotidianos” similares que podría llevar a cabo. Cambie la forma en que se desplaza al trabajo. Altere el orden en el que hace las cosas durante el día. Pruebe a comer porciones de distinto tamaño o alimentos diferentes en distintos momentos del día.
Si los profesores tienen razón -y yo creo que la tienen- el proceso cableará su cerebro de tal forma que lo hará mejor para innovar.
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