Cómo gestionar sus emociones sin luchar contra ellas
por Susan David

A menudo escuchamos consejos y trucos que nos ayudan a «controlar» nuestras emociones, pero esa es una idea equivocada: las emociones fuertes no son malas y no es necesario presionarlas ni controlarlas; son, de hecho, datos. Nuestras emociones evolucionaron como un sistema de señalización, una forma de ayudarnos a comunicarnos y a entendernos mejor a nosotros mismos. Lo que tenemos que hacer es aprender a desarrollarnos agilidad emocional, la capacidad de extraer incluso las emociones más difíciles para obtener datos que puedan ayudarnos a tomar mejores decisiones.
¿Cuál es la función de la emoción?
Para aprovechar al máximo esos datos, pregúntese qué es lo que función si su emoción es. ¿Qué le dice? ¿Qué intenta señalar?
Pensemos en el ejemplo de Mijaíl, que se encontró en un ciclo perpetuo de estrés debido a la interminable avalancha de tareas en el trabajo. Como él, más precisamente definió sus emociones, se dio cuenta de que lo que sentía no era solo estrés: sentía una insatisfacción más general con su trabajo, una decepción por algunas de sus elecciones profesionales y ansiedad por lo que le deparaba el futuro. Una vez que Mikhail reconoció y aceptó estas emociones, pudo ver lo que le indicaban: empezó a preguntarse si iba por la senda profesional correcta.
Serie Usted y su equipo
Inteligencia emocional
Tres formas de entender mejor sus emociones
- Susan David
La atención plena funciona, pero solo si usted se esfuerza en ello
- Megan Reitz y Michael Chaskalson
Mantenga una lista de cosas poco éticas que nunca hará
- Mark Chussil
Esta revelación hizo que, en lugar de abordar un problema de productividad (siendo más disciplinado a la hora de priorizar sus tareas o decir no al trabajo extra), Mikhail pudo hacer algo mucho más apropiado y constructivo: empezó a trabajar con un entrenador profesional. Al examinar lo que le decían sus emociones, en lugar de alejarlas o centrarse en el problema equivocado, aprendió algo nuevo sobre sí mismo y, finalmente, pudo encontrar una nueva trayectoria profesional en la que estaba igual de ocupado, pero se sentía mucho menos estresado.
Nuestras emociones pueden enseñarnos valiosas lecciones. Deje que arrojen luz sobre lo que quiere cambiar, cómo quiere actuar en el futuro o lo que es valioso para usted.
¿Su reacción está alineada con sus valores?
Nuestras emociones también pueden ayudarnos a entender nuestros valores más profundos. A menudo pueden indicar lo que es más importante para nosotros: Siente el amor por su familia. Siente la ambición en el trabajo y aprecia los logros y la autoestima. Se siente satisfecho cuando ha podido ayudar a un subordinado directo a lograr sus objetivos. Siente paz y satisfacción en la cima de una montaña. Es mucho mejor centrarse en estos valores más profundos que en sus emociones inmediatas, que pueden provocar malas decisiones.
Considere este ejemplo: supongamos que necesita dar un comentario difícil a uno de sus subordinados directos. Está ansioso por la conversación y la ha estado posponiendo (lo que lo pone más ansioso). Al examinar sus emociones, se da cuenta de que uno de los valores detrás de su procrastinación es la equidad. Es una empleada fuerte y no querrá ser injusto con ella. Entonces, pregúntese, ¿cómo es que tener o no una conversación lo acerca o lo aleja de su valor de equidad? Viendo la situación desde este punto de vista, puede ver que darle los comentarios y ayudarla a tener éxito es en realidad más justo para ella, y para todo su equipo, que ceder a sus ansiedades. Ha podido liberarse de la esclavitud de sus emociones inmediatas para tomar una mejor decisión que sea fiel a los valores que las sustentan.
Este artículo aparece también en:
Guía HBR sobre inteligencia emocional
Liderazgo y gestión de personas LIBRO
19.95
Este tipo de pensamiento puede ayudarlo a evitar situaciones en las que hace algo que lo ayuda a sentirse bien a corto plazo, pero que no se alinea con sus valores a largo plazo. Evitar una conversación es un ejemplo típico, pero hay muchos otros: regañar descaradamente a alguien por ponerle de los nervios cuando valora la compasión; quedarse con un trabajo cómodo que no se alinee con su sueño de crear un negocio cuando valora el crecimiento; criticarse a sí mismo por las cosas más pequeñas cuando realmente valora la autoafirmación.
Gestionar las emociones no es solo acabar con ellas, sino poner en marcha estrategias que le permitan utilizarlas de forma eficaz en lugar de dejar que gobiernen sus comportamientos y acciones. Sus emociones son su sistema de guía natural y son más eficaces cuando no trata de luchar contra ellas.
Nota del autor: Ofrezco una valoración en mi sitio web para ayudarlo a evaluar su agilidad emocional. Es gratis, pero tendrá que dejar su dirección de correo electrónico para que pueda enviarle los resultados.
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