Descubre cómo ser un mejor líder desarrollando la presencia ejecutiva.
Se ha dicho del cantante de Queen, Freddie Mercury, que cuando subía al escenario, ya fuera en un pequeño club o en un estadio ante miles de personas, ni un solo individuo quedaba impasible ante su actuación. Su presencia era sencillamente fascinante.
Sin embargo, este tipo de presencia no sólo es importante para los músicos o los artistas. Si quieres ser un líder de éxito, no basta con una educación adecuada y un currículum perfecto.
Tienes que tener presencia. Y no cualquier presencia, sino presencia ejecutiva. Este resumen mostrará lo que esto significa y cómo encarnarlo para lograr tus objetivos.
En estos resúmenes, aprenderás
- por qué no hace falta oír una canción para saber que un artista es un gran talento;
- cómo los jefes de empresa pueden hacer que un artista sea un gran talento.
- cómo la seriedad de Bob Dudley, presidente ejecutivo, salvó a BP del desastre; y
- por qué es necesario escuchar una canción para saber que un artista tiene un gran talento
- por qué tienes que deshacerte de tus garrapatas verbales
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Si aspiras al éxito, tendrás que desarrollar una presencia ejecutiva.
¿Cómo puedes ascender a un alto cargo o ganar muchos seguidores si no puedes convencer al mundo de que eres auténtico? Para decirlo sin rodeos: no puedes.
Independientemente de que seas banquero, vendedor o músico, tener presencia ejecutiva es una condición previa para el éxito. Es una mezcla de cualidades que demuestran que estás al mando, o que al menos mereces estarlo. La presencia ejecutiva por sí sola es el factor decisivo.
El autor asiste regularmente a las audiciones finales del concurso internacional de la Concert Artist Guild. Allí, un enorme grupo de aspirantes se reduce a sólo 12 jóvenes músicos de talento que compiten ante un jurado muy distinguido.
Por supuesto, estos jóvenes finalistas no habrían llegado a la ronda final si no destacaran en su arte musical. Pero en la final, lo que separa a un finalista de otro tiene poco que ver con la música.
Entonces, ¿cuál es ese rasgo especial que hace que una persona destaque?
El presidente del gremio, Richard Weinert, reveló que la clave está en la forma en que una artista camina por el escenario; el corte de su ropa; la chispa de sus ojos y la emoción escrita en su rostro.
Un estudio reciente también demuestra la importancia de la presencia ejecutiva en el mundo de la música. Fascinantemente, las personas a las que se mostraron vídeos silenciosos de pianistas que actuaban en concursos internacionales fueron mejores a la hora de elegir a los ganadores reales que los que vieron los vídeos y también pudieron oír la música. Este es un poderoso ejemplo de presencia ejecutiva en el trabajo.
Y no es diferente en el lugar de trabajo. El equipo de investigación del autor en el Centro de Innovación del Talento realizó una encuesta nacional para determinar los rasgos que conforman la presencia ejecutiva.
¿Los resultados? La presencia ejecutiva parece basarse en tres pilares: la forma de actuar (gravitas), la forma de hablar (comunicación) y, por último, la forma de mirar (apariencia).
La gravitas, o la capacidad de irradiar valor y confianza, es fundamental para la presencia ejecutiva.
“Creo que nunca he sido capaz de juzgar o confiar en una persona a menos que pueda ver cómo es bajo el fuego”. – Bob Dudley
Considera la serie de crisis sociales de Estados Unidos durante la última década: la burbuja de las puntocom, el 11-S, los escándalos de fraude, el colapso hipotecario. No es de extrañar, pues, que la gente alabe la capacidad de un líder capaz de mantenerse frío, tranquilo y convincente en medio de una crisis.
Gravitas, según bastante más de la mitad de los líderes encuestados por el autor, es el núcleo de la presencia ejecutiva. Es esa cualidad je ne sais quoi que hace que algunas personas parezcan líderes natos. La seriedad indica al mundo que tienes lo que hay que tener y que puedes asumir una gran responsabilidad.
La parte más importante de la seriedad es tu capacidad para irradiar integridad, valor y confianza en momentos de crisis. Cuando se les pidió que identificaran lo que constituye la presencia ejecutiva, la mayoría de los altos ejecutivos opinaron que era proyectar confianza y elegancia bajo el fuego.
Por tanto, ¿dónde está la gravitas?
Entonces, ¿dónde puedes ver la seriedad en acción?
En mayo de 2010, el crudo de un pozo roto se vertió en las aguas del Golfo de México. BP fue considerada responsable del vertido; el entonces gerente, Bob Dudley, fue interrogado por la prensa en innumerables entrevistas. A pesar de la presión, Dudley no eludió ni se negó a responder a una sola pregunta.
BP.
De hecho, Dudley asumió el cargo de consejero delegado de BP, Tony Hayward, cuando estalló la crisis. Hayward había creado un lío de relaciones públicas tras una serie de comentarios irreflexivos. Cualquier oportunidad que pudiera haber tenido la empresa de restablecer la opinión pública se esfumó con el infame comentario de Hayward en respuesta a la tensión de la situación: “Me gustaría recuperar mi vida”.
Respetado por su sangre fría, Dudley, por el contrario, parecía un líder compasivo, considerado y competente.
Como líder, sin duda cometerás errores de vez en cuando y sufrirás los errores de los demás. Considera cada uno de estos momentos como una oportunidad para demostrar seriedad. Mantén la calma y la confianza en medio de una crisis para demostrar lo que realmente vales.
Los grandes líderes equilibran la decisión con la compasión.
¿Se puede ser compasivo y tomar decisiones despiadadas al mismo tiempo? La mayoría diríamos que no.
¿Pero es cierto? No necesariamente. Los buenos líderes pueden y deben ser a la vez compasivos y capaces de tomar decisiones difíciles.
La capacidad de decisión es otro aspecto crucial de la seriedad. No cabe duda de que a menudo esperamos que los líderes tomen las decisiones difíciles. A veces no se trata de tomar la mejor decisión, sino simplemente de tomar una cuando otros no se atreven.
Los movimientos audaces son una señal de seriedad, porque hace falta valor para elegir un camino y luego “asumir” las repercusiones de la dirección elegida.
Los movimientos audaces son una señal de seriedad, porque hace falta valor para elegir un camino y luego “asumir” las repercusiones de la dirección elegida.
Cuando la consejera delegada de Yahoo, Marissa Mayer, declaró que todos los empleados debían trabajar desde las oficinas de la empresa, algunos líderes, como el ex consejero delegado de GE, Jack Welsh, aplaudieron su decisión. Otros, como Richard Branson, de Virgin Group, condenaron la decisión como un paso atrás.
En cualquier caso, Meyer tomó una decisión audaz y, al hacerlo, demostró que tenía agallas. Esto reforzó su seriedad y la fe de sus accionistas en su capacidad para rescatar a la empresa de Internet en apuros.
Aunque la decisión y la dureza reflejan el coraje y la determinación de un líder, estas cualidades pueden ser peligrosas cuando faltan la empatía y la compasión. Muchos líderes decididos pero emocionalmente fríos pueden parecer egoístas, arrogantes o insensibles.
Por eso la inteligencia emocional fue considerada una parte importante de la seriedad por la mayoría de los líderes encuestados por el autor. Tener inteligencia emocional indica que no sólo eres consciente de ti mismo, sino también de la situación.
Las decisiones de Mayer demostraron su fuerza como líder, pero también revelaron sus debilidades. Se la criticó no por ser dura, sino por no estar en contacto con las luchas de los padres trabajadores, además de por hipócrita. La propia Mayer había creado su propia solución para el cuidado de los niños, construyendo una guardería separada cerca de su oficina para su niñera y su hijo pequeño.
Tomar decisiones impopulares y hacerlas cumplir forma parte de demostrar que tienes lo que hay que tener para estar al mando. Pero no es el único aspecto crucial en juego: igual de importante es la forma en que te comunicas.
Una gran capacidad de comunicación es siempre un factor decisivo a la hora de establecer una presencia ejecutiva.
“La percepción que los demás tienen de ti depende en gran medida de ti”
¿Cómo sabe la gente que tienes seriedad? Todo depende de cómo “hables por hablar”.
Un análisis de 2012 de 120 portavoces financieros descubrió que la pasión, la calidad de voz y la presencia eran las características que hacían a un orador persuasivo, mientras que el contenido rara vez era un factor decisivo.
Así que no todo es lo que dices, sino cómo lo dices. Las habilidades oratorias superiores suelen ser lo que te distingue como auténtico líder.
Los ejecutivos entrevistados por el autor citaron la inarticulación, la gramática deficiente, el uso excesivo de palabras de relleno y un tono o acento vocal desagradable como los tics verbales que socavan la presencia ejecutiva.
Los entrevistados mencionaron a las personas con voz “chillona”, en particular las mujeres, que elevan el timbre de su voz cuando se emocionan o se ponen a la defensiva. Esta estridencia desanima a los compañeros de trabajo y a los clientes, y puede hacer que se pierdan oportunidades de liderazgo.
Entonces, ¿cómo se puede modular una voz chillona? No se trata de aprender a sonar más “como un hombre”, sino de alcanzar la frecuencia de voz óptimamente agradable de 125 Hz, que es una frecuencia baja, según descubrieron científicos de la Universidad de Duke.
Parece que los humanos estamos programados para esas frecuencias bajas y, por supuesto, solemos prestar más atención a las voces que nos resultan agradables y no irritantes.
Es evidente que te resulta difícil saber cómo suenas, como señalaba un reciente artículo del Wall Street Journal, ya que los huesos de tu cabeza distorsionan el sonido de tu voz. Así que no dudes en pedir opiniones sobre tu voz a un mentor o a un preparador de oratoria.
Aprende a leer y a mandar en una sala para convencer a cualquier público de tu presencia ejecutiva.
Independientemente de que estés en un estudio de televisión, en una sala de conciertos o en el espacio de reunión del equipo, tu presencia ejecutiva aumenta tu capacidad para captar e hipnotizar a tu público. ¿Tan difícil puede ser?
Según Suzi Digby, directora de coro británica, tienes que ser rápido: sólo tienes cinco segundos para “conmover al público” o conseguir que se comprometa con tu mensaje. Aprovecha este momento para mostrarte completamente humano. No compartas demasiado ni te entregues a confesiones, pero desvela lo justo de tu esencia para crear una conexión entre tus oyentes y tú.
Necesitas caer bien a la audiencia y animarla, pero al mismo tiempo parecer que no necesitas caer bien. Entonces estás en una posición fantástica.
Ahora que has captado a tu público, ¿cómo lo retienes?
La clave está en la sencillez. Sé breve, directo y cuenta historias, en lugar de utilizar viñetas. El ex presidente estadounidense Ronald Reagan, actor de formación, se ganó el título de “El Gran Comunicador” por su colorida forma de contar historias y su inclinación natural a entretener.
Pero para dominar una sala como Reagan, tienes que leerla. Presta atención al ambiente y asegúrate de absorber las señales culturales que te rodean. Luego ajusta tu lenguaje, contenido y estilo de presentación en consecuencia. Estos ajustes resultan vitales para tu éxito como comunicador, que es fundamental para tu presencia ejecutiva en general.
En una ocasión, Rohini Anand, de la empresa francesa Sodexo, participó en una reunión de gran presión en la que tuvo que convencer a los altos directivos de la empresa de que se dejaran asesorar por expertos externos sobre un tema delicado relacionado con el personal. ¿Cómo lo afrontó?
Bueno, entró en la sala de juntas dispuesta a presentar todas las pruebas que había reunido. En el último segundo, se dio cuenta de que la sala no estaba interesada en su proceso de investigación. Anand cambió de táctica y se limitó a hacer un breve resumen de los beneficios. Funcionó y convenció a su audiencia.
Esté pulido y arreglado si quieres que te tomen en serio y establecer una presencia ejecutiva.
Según los participantes en la encuesta del autor, la apariencia no es tan vital como la seriedad y la comunicación. Sin embargo, la apariencia desempeña un papel en tu presencia ejecutiva, porque tu seriedad y tus habilidades de comunicación se filtran a través de ella.
La verdad es que nadie se molestará en evaluar tus habilidades de comunicación o tu capacidad para tomar decisiones si tu aspecto demuestra que no sabes lo que pasa. Pero si tienes buen aspecto, la gente será mucho más receptiva a lo que tengas que decir.
Por ejemplo, cuando la autora se reunió con D’Army Bailey, un abogado y ex juez de Memphis que caminó con Martin Luther King, Jr. quedó impresionada por su aspecto. Estaba en forma, bien vestido y parecía muy joven. Cuando la autora le preguntó por su secreto, Bailey admitió que se había sometido a múltiples cirugías plásticas.
Aunque la cirugía es una solución radical, Bailey explicó que hacía tiempo que había comprendido la relación entre tener buen aspecto y parecer capaz. Su aspecto era fundamental para que sus clientes le vieran seguro, creíble y digno de confianza a los pocos segundos de conocerle.
Por suerte, no hay que nacer con una buena apariencia. Se puede aprender, y empieza con unos buenos hábitos de aseo. El aseo personal no sólo es clave para causar una buena primera impresión, sino que también indica que tienes el control, tanto a tus competidores como a ti mismo.
La regla de oro es minimizar las distracciones de tu actuación. Tu aspecto no debe distraer de tu competencia profesional, sino más bien enfatizarla.
Por otra parte, un aseo deficiente indica que no te das cuenta de los descuidos o que no te preocupas lo suficiente como para hacer algo al respecto, lo que no da buena imagen de cómo podrías dirigir un equipo.
Por supuesto, tu aspecto no te valdrá un ascenso por sí solo, pero la gente responde visiblemente a él. Una apariencia pulcra es esencialmente una declaración de respeto hacia tus clientes, compañeros y hacia ti mismo.
Cuida bien tu cuerpo para señalar tu capacidad de sobresalir en un puesto directivo.
Hay muchas investigaciones que demuestran que las personas intrínsecamente atractivas lo tienen más fácil. Se les contrata más para trabajos, ganan más dinero e incluso suelen obtener mejores veredictos en los tribunales que sus homólogos poco atractivos.
Pero que no parezcas una estrella de cine no significa que no puedas tener presencia ejecutiva. Principalmente, se trata de encarnar la forma física y el bienestar.
El liderazgo, después de todo, es exigente. ¿Le darías un trabajo a alguien que parece a punto de sufrir un infarto en cualquier momento?
Tanto los hombres como las mujeres tienden a ser considerados menos eficaces en el lugar de trabajo si tienen una cintura más ancha y un índice de masa corporal más alto, porque se percibe que carecen de confianza y disciplina.
La ejecutiva de GE Deb Elam comentó una vez que estar en buena forma física da a la gente la confianza de que te ocuparás de lo que te pidan. ¿Por qué? Porque tu aspecto indica que también eres capaz de cuidar de ti mismo.
Por tanto, un incentivo más para hacer suficiente ejercicio para tonificar tus músculos y permitirte subir las escaleras de la suite ejecutiva sin quedarte sin aliento.
La ropa también es crucial, así que asegúrate de que tus trajes se ajustan a tu talla real, no a la que te gustaría tener. La ropa adecuada mejora tu aspecto y también tu confianza. Pero, sobre todo, asegúrate de que la ropa que eliges es adecuada para el público y la ocasión.
Una representante farmacéutica de Bristol-Myers Squibb envió a casa a un miembro de su equipo que llevaba un vestido de verano y zapatos abiertos para una presentación en un hospital de Princeton, Nueva Jersey. Este look veraniego y desenfadado era poco apropiado para reuniones serias con personas que se enfrentan a decisiones de vida o muerte.
Recuerda que tu atuendo de trabajo es como tu armadura: debe hacerte sentir invencible y nunca inseguro. Con tu presencia ejecutiva en su sitio y la ropa a juego, estarás bien encaminado hacia un papel de liderazgo.
Conclusiones
El mensaje clave de este libro:
La presencia ejecutiva es una combinación ganadora de confianza, aplomo y autenticidad. Es tan importante como tus aptitudes y cualificaciones, y hará que consigas un ascenso o consigas un acuerdo. Porque tu presencia ejecutiva refleja si mereces el éxito por el que luchas.
Consejos Accionables:
La retroalimentación es tu amiga!
Si quieres perfeccionar tu presencia ejecutiva, pide siempre opiniones. Mejor aún, pide opiniones concretas. Si haces una petición general del tipo “¿Cómo lo estoy haciendo?”, obtendrás una respuesta general. En lugar de eso, céntrate en un encuentro reciente que haya requerido una presencia ejecutiva considerable, como una reunión con un cliente crucial o un líder poderoso. Pide a un superior que evalúe tu lenguaje corporal, tu forma de hablar, tu dominio de la sala y demás. Esta información te será muy útil.
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