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Retención de empleados

Europa invierte en mujeres líderes

por Sylvia Ann Hewlett

En Europa, la recesión mundial no parece estar disminuyendo el interés por la diversidad. Por el contrario, los intereses están aumentando. Lo que plantea una pregunta intrigante: ¿el nuevo entusiasmo del continente por garantizar que las mujeres con talento sean admitidas en sus puestos más altos representa un riesgo para las empresas con sede en EE. UU.?

No cabe duda de que las organizaciones estadounidenses siguen valorando el talento femenino y siguen a la cabeza en lo que respecta a ascender a mujeres a puestos de responsabilidad. Sin embargo, en los últimos meses, muchas empresas estadounidenses han reducido sus gastos en programas que garantizan que las mujeres sigan ascendiendo.

Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, Sodexo, con sede en París, Deutsche Bank, con sede en Frankfurt, y Novartis, con sede en Basilea, han renovado sus compromisos con las mujeres líderes y sus inversiones en ellas.

El mes pasado, Siemens AG, con sede en Alemania, también dio un paso adelante.

El 19 de marzo, el gigante de la ingeniería de 162 años presentó una iniciativa sin precedentes para aumentar la presencia de mujeres, así como de personas no alemanas, en puestos de liderazgo en sus operaciones en más de 190 países.

La aceleración de la expansión global de la empresa ayuda a explicar la urgencia. Entre los 430 000 empleados de Siemens en todo el mundo, una cuarta parte son mujeres y dos tercios no son alemanes. Pero entre los directivos, solo el siete por ciento son mujeres y un tercio no son alemanes. Dado que el 80 por ciento de los ingresos de Siemens se generan fuera de su país de origen, aumentar la diversidad entre los líderes es una medida estratégica si la empresa quiere aumentar la proximidad a sus clientes y aprovechar las ideas innovadoras a nivel mundial.

Este hecho no se le ha escapado al CEO de Siemens, nacido en Austria, Peter Loescher, quien el año pasado publicó en el Financial Times diciendo que su empresa era «demasiado blanca, demasiado alemana y demasiado masculina», una declaración audaz que llegó a los titulares y, sin duda, sorprendió en Alemania.

Pero no se retiró. En noviembre, Loescher dio su opinión al nombrar a Jill Lee directora de diversidad. El trabajo ha alejado a Lee, de 45 años y nacida en Singapur, de su antiguo puesto en Beijing como directora financiera de Siemens China. Conocida como la «Dama de Hierro» por sus antiguos colegas, Lee es conocida como una estratega extremadamente capaz con una tenacidad feroz y una sonrisa encantadora. El puesto también la convierte en la asiática más alta de Siemens en Múnich.

Lee planea acelerar el desarrollo del talento femenino e internacional aumentando significativamente el número de candidatos cualificados para los primeros puestos a más tardar en 2011.

Empieza por crear una nueva mentalidad de que cada empleado tiene la oportunidad de alcanzar su máximo potencial en Siemens, independientemente de su nacionalidad, género y otras cualidades individuales. Para difundir y vender su mandato, Lee emplea el mismo rigor técnico y colaborativo que impulsó su carrera de 20 años en Siemens, y su estrategia incluye tácticas concretas que tienen como objetivo lograr victorias rápidas a bajo coste.

En primer lugar, está aprovechando Internet. En su primer mes, su blog semanal obtuvo 2000 visitas únicas y, en julio, tiene previsto lanzar un webfest mundial de tres días para abordar varios temas y fomentar el debate en tiempo real entre los empleados de todo el mundo.

Además, para apoyar y ayudar a conectar poblaciones de empleados diversas pero dispersas, Lee nombrará a 100 embajadores de la diversidad: personas muy entusiastas cuyas conexiones con redes formales e informales ayudarán a impulsar la conciencia y los esfuerzos sobre la diversidad a nivel local, que es por donde debe empezar.

Mientras Siemens y otros gigantes europeos defienden activamente las iniciativas de diversidad, el comienzo del siglo XXI podría resultar un momento decisivo para las empresas europeas. Si bien no cabe duda de que queda mucho por hacer en este frente, la recesión mundial podría dar al continente una ventaja competitiva de cara al futuro.

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