A menudo, es fácil «llamar» a las personas cuando notamos sus microagresiones o comportamientos sesgados. Pero puede ser igualmente difícil reconocer y reconocer nuestros propios prejuicios inconscientes. Dicho esto, tomar conciencia de tus deficiencias puede ayudarte a perfeccionar tu estilo de liderazgo, especialmente cuando eres un nuevo gerente.
- El primer paso es reconocer que tiene prejuicios y educarse para hacerlo mejor. Pregúntese: ¿Tengo estereotipos o suposiciones sobre un grupo social en particular? Como gerente, ¿reconozco y aprovecho las diferencias en mi equipo? Use sus respuestas para ayudarlo a desaprender sus suposiciones inconscientes.
- Cuando alguien denuncie sus prejuicios inconscientes, trate de no ponerse a la defensiva. Más bien, asuma una intención positiva y use sus comentarios como una oportunidad para aprender.
- Acércate a un grupo diverso de compañeros para entender cómo te perciben y busca comentarios continuos. Estos compañeros también pueden convertirse en «compañeros de responsabilidad» que lo ayudan a mantenerse en el camino correcto cuando decide cambiar sus comportamientos.
- Adopte perspectivas diversas. Si tu círculo cercano «se parece» a ti, es hora de construir una red más diversa. Únase a un grupo de recursos para empleados o busque conectarse con colegas cuyos antecedentes sean diferentes a los suyos.
Cuando me convertí en gerente por primera vez, tenía una visión clara de mi estilo de liderazgo: quería valorar a mi equipo y tratar a todos con respeto. Una vez que me hice cargo, aprendí que el liderazgo no era tan simple como lo había imaginado al principio.
Un informe directo, Bob, se unió al equipo justo después de la secundaria (y antes de que yo me uniera). No tenía ningún título universitario ni certificaciones en su haber. Inconscientemente, asumí que Bob era menos capaz que otros miembros del equipo y comencé a asignarle proyectos menos desafiantes, porque las certificaciones demuestran experiencia, ¿verdad?
«¿Por qué no asignas a Bob en ese nuevo proyecto?» un amigo me preguntó un día. Cuanto más lo discutíamos, más me di cuenta de que supuesto que otros fueran más capaces que Bob simplemente porque tenían un título universitario. Sin darme cuenta, discriminaba a Bob y lo trataba de manera diferente.
Mientras trabajaba para corregir mi comportamiento hacia él, me di cuenta de lo mucho que desconocía sus habilidades debido a mis prejuicios. Era la persona a la que acudir cualquiera que necesitara ayuda para resolver los desafíos más complejos, era un ávido aprendiz y sabía lo que hacía.
Lo que aprendí de esta experiencia fue que nuestras intenciones no valen nada sin una acción reflexiva. Si bien «tenía la intención» de crear un equipo en el que todos se sintieran iguales, no había podido poner en práctica esa intención. Reconocer que tenía prejuicios desconocidos para mí pero visibles para los demás me empujó a investigar las otras formas en las que podría haber socavado o retenido involuntariamente a mi equipo.
A menudo, es fácil «llamar» a la gente cuando notamos sus microagresiones o prejuicios. Pero es difícil reconocer y reconocer estos comportamientos en nosotros mismos. Cuando elegimos tomar conciencia de nuestras deficiencias, podemos usar lo que descubrimos para informar nuestro estilo de liderazgo y corregir (o evitar perpetuar) el comportamiento discriminatorio.
Estas son algunas estrategias que me han ayudado en mi camino para convertirme en un líder más inclusivo.
1) Reconoce que tienes prejuicios. Luego, infórmese para hacerlo mejor.
Es importante tomar conciencia de nuestros prejuicios inconscientes y trabajar para lograr el cambio.
Crecí en un entorno privilegiado donde obtener una «educación superior» se consideraba el camino hacia el éxito. Durante la mayor parte de mi vida, creí que la experiencia y la capacidad se correlacionaron fuertemente con su nivel de educación. Esa suposición dañina y limitante nubló mi juicio sobre Bob y sus habilidades.
Para tomar conciencia de sus prejuicios inconscientes, comience por educarse a sí mismo.
Prestar atención a sus pensamientos y examinar sus creencias puede ayudarlo a identificar las suposiciones que tiene actualmente. Por ejemplo, ¿cree que la gente siempre alzará la voz cuando no esté de acuerdo? ¿Crees que mostrar tus emociones (o llorar en el trabajo) es un signo de debilidad? ¿Cómo se siente cuando alguien no cumple con una fecha límite? ¿Asumes automáticamente que son improductivos o incapaces, o eres capaz de extender la empatía y escuchar sus razones?
La clave está en reducir la velocidad e investigar sus creencias y suposiciones para que puedas ver a la otra persona por lo que realmente es. Como líder, es fácil pensar que no tienes tiempo para hacer una pausa. Pero tomarse unos minutos para preguntarse a sí mismo puede marcar la diferencia para usted y su equipo. Estas son otras preguntas sobre las que puedes reflexionar:
- ¿Qué creencias fundamentales tengo? ¿Cómo podrían estas creencias limitarnos o permitirnos a mí y a mis colegas en el trabajo?
- ¿Cómo reacciono ante personas de diferentes orígenes? ¿Tengo estereotipos o suposiciones sobre un grupo social en particular?
- Como gerente, ¿reconozco y aprovecho las diferencias en mi equipo?
- ¿Cómo describiría mi equipo mi estilo de liderazgo si compartieran su experiencia de trabajar conmigo con los demás?
- ¿Mis palabras y acciones reflejan realmente mis intenciones?
- ¿Me pongo en el lugar de la otra persona y me identifico con su situación, incluso si no me identifico con ella?
Cuando presta atención a sus respuestas, encontrará patrones de pensamiento que lo ayudarán a tomar conciencia de otros prejuicios que pueda tener.
Cuando hice este ejercicio, me di cuenta de que estaba infravalorando a las personas que estaban calladas en las reuniones porque asumí que no tenían nada para contribuir. Pero la verdad era que no estaba creando un entorno inclusivo para que se abrieran o compartieran sus ideas. Para superar este sesgo, comencé a enviar agendas de reuniones con anticipación. También me puse en contacto con los miembros de mi equipo más tranquilos durante nuestras reuniones individuales para asegurarles que valoraba sus contribuciones e intercambiaba ideas sobre formas de ayudarlos a hablar.
2) Deje que otros desafíen sus suposiciones.
Nuestra visión de nosotros mismos se compone de nuestras experiencias de vida y las lecciones que aprendemos en el camino. Por lo general, desarrollamos sesgos inconscientes como resultado de las cosas que nos enseñaron y las observaciones que hicimos durante nuestra infancia y adolescencia: en el hogar, en la escuela, en conversaciones con amigos y a través de los medios de comunicación que consumimos (y todavía lo hacemos).
Cuando alguien desafía estas creencias y valores arraigados desde hace mucho tiempo, puede resultar incómodo. En lugar de ponerte a la defensiva, presta atención a tu reacción inmediata. Antes de actuar, respira y trata de cambiar tu forma de pensar. Aborda la situación desde un lugar de curiosidad e intención positiva. Estas son algunas maneras de tener una conversación cuando alguien señala sus microagresiones o conductas problemáticas.
- «Realmente aprecio que lo hayas compartido conmigo. ¿Qué más notaste que debo tener en cuenta?»
- «No lo había pensado de esta manera hasta que compartiste tus puntos de vista. ¿Dirías más?»
- «Gracias. No me había dado cuenta de eso. Estoy comprometido a aumentar mi liderazgo y soy consciente de que todos tenemos sesgos inconscientes. ¿Qué más puedes compartir conmigo sobre el impacto de mis acciones?»
Tus errores no son callejones sin salida. Cada enfrentamiento es una oportunidad para aprender y mejorar su liderazgo. Estas discusiones lo abrirán a buscar comentarios de otras personas, quienes pueden convertirse en el catalizador para ayudarlo a descubrir sus prejuicios.
3) Esté abierto a recibir comentarios.
Es humano anhelar la afirmación, especialmente cuando eres un líder. Pero hacer lo correcto para las personas requiere que mires constantemente cómo tus comportamientos, acciones y palabras impactan a tu equipo.
Acércate a un grupo diverso de compañeros para entender cómo te perciben y qué puedes hacer mejor. Es más probable que las personas cuyas perspectivas y opiniones difieren de las tuyas te brinden comentarios perspicaces. Podrías decir: «Valoro tu opinión y siento curiosidad por el impacto de mi estilo de liderazgo. ¿Estaría dispuesto a tener una conversación sobre esto? ¿Hay algo en lo que pueda mejorar que tenga un impacto positivo en el equipo?»
Luego, escucha con la intención de aprender algo nuevo. Recuerde que la retroalimentación honesta lo ayudará a crecer y desarrollar la autoconciencia.
Esta es una situación a la que me he enfrentado personalmente en varios momentos de mi carrera. En una ocasión, por ejemplo, tuve una relación particularmente tensa con un informe directo. Una vez que discutimos el tema en privado, me enteré de que ella sentía que la estaba microgestionando y disminuyendo su experiencia. Desde mi perspectiva, pensé que la había estado ayudando a superar los desafíos. Si bien los comentarios eran difíciles de escuchar, tuve que recordarme a mí mismo que no era personal. Mi objetivo era permitir mi informe directo de la manera que mejor funcionaba para ella.
Una vez que identifiques tus propias áreas débiles y decidas qué cambios te gustaría hacer, es probable que necesites apoyo para llevarlos a cabo. En mi caso, mi informe directo y yo programamos un registro quincenal durante el cual ella podía compartir actualizaciones e inquietudes. De manera similar, puede responsabilizarse compartiendo su objetivo con un mentor o un colega de confianza. Elige a alguien que te anime y te empuje a volver a comprometerte cuando tengas dificultades.
4) Adopte perspectivas diversas.
No solo debes recibir comentarios de personas cuya visión del mundo varía de la tuya, sino que debes esforzarte por interactuar regularmente y construir relaciones significativas con ellas. Incluso si terminas participando en debates saludables, la experiencia ampliará tu mentalidad y te animará a convertirte en una persona más inclusiva (y creativa). Cultivar una red diversa es una excelente manera de hacerlo.
Cuando miré originalmente mi red, descubrí que muchos de mis amigos y colegas «se parecían» a mí. Venían de entornos, niveles de privilegio y capital social similares. Este tipo de redes a menudo pueden convertirse en cámaras de eco donde las personas comparten pensamientos y opiniones similares.
Te animo a que también eches un vistazo crítico a tu red. ¿Necesitas ampliarlo? Si la respuesta es «sí», intente unirse a un Grupo de Recursos para Empleados (ERG) que lo ayudará a conectarse con personas de diferentes orígenes que puedan compartir sus intereses. Del mismo modo, puedes buscar grupos comunitarios en LinkedIn para conocer a profesionales de todo el mundo.
Si quieres ampliar tu círculo de amigos en tu trabajo actual, trata de ser más intencional con respecto a quién te comunicas. Invite a personas ajenas a su equipo inmediato a tomar un café o a un almuerzo virtual. Podrían ser otros líderes de su empresa, colegas de otros departamentos o cualquier colega con el que aún no se haya conectado. Aproveche el tiempo para conocerlos, pregunte sobre su trabajo y sus vidas. Entra con la expectativa de que las personas van a ser diferentes a ti (en todo tipo de formas) y aprecia esas diferencias cuando se presenten.
Por último, tenga en cuenta que hay formas sencillas de ampliar su perspectiva fuera de la creación de redes con otras personas. Una cosa que me ha ayudado a diversificar mi pensamiento son los medios que consumo: los libros que leo, los podcasts que escucho y las personas a las que sigo en las plataformas sociales. Al principio de mi carrera, por ejemplo, solo leía —y solo me animaba a leer— libros de liderazgo escritos por autores blancos y masculinos (no es sorprendente). Ahora, busco y recojo intencionalmente libros de autores de todas las razas, géneros y nacionalidades para ampliar mi perspectiva.
Aprender a adoptar perspectivas diversas puede parecer un desafío al principio, pero hacer un esfuerzo consciente ayudará. El cambio, de cualquier tipo, es incómodo. Lo más importante que puedes hacer como líder es prepárate para ese malestar. Cada fase de su viaje de liderazgo requerirá que se tome tiempo para hacer introspección y emerger más consciente de sí mismo. Eso es lo que te permitirá crecer y prosperar.