¿Está demasiado implicado emocionalmente en su trabajo?
por Melody Wilding

A mi cliente Luis le encantaba su trabajo. Sus tareas eran interesantes, disfrutaba con sus compañeros y le pagaban bien. El único problema era que Luis se implicaba tanto emocionalmente en su trabajo que empezaba a nublarle el juicio y a afectar a su bienestar. Una vez, un viernes por la tarde, su jefe convocó una reunión de última hora para hablar de un proyecto que llevaba retraso. Aunque muchas de las razones por las que el entregable se había retrasado escapaban al control de Luis, éste sintió que la corrección de los plazos recaía exclusivamente sobre sus hombros. Luis trabajó todo el fin de semana para volver a encarrilar la iniciativa, sacrificando horas de sueño y tiempo con su familia.
Muchos trabajadores de alto rendimiento pueden sentirse identificados con la situación de Luis, porque estar emocionalmente implicado en tu trabajo es como un arma de doble filo. Su impulso y su pasión le impulsan a rendir. Preocuparse profundamente por su rendimiento le proporciona satisfacción y significado. Pero estar demasiado atado emocionalmente a su trabajo puede convertirse en una enorme sangría y un peso que cargar.
En la era del trabajo a distancia y de los límites difusos, cada vez hay menos separación entre lo personal y lo profesional. No es de extrañar, pues, que nuestras carreras profesionales sean un aspecto tan definitorio de nuestra identidad. Aunque normalmente no hay nada malo en dedicarse al éxito de su organización, los problemas surgen cuando el trabajo controla sus sentimientos y acciones.
Entonces, ¿cómo puede saber si está demasiado implicado emocionalmente en su trabajo? Busque estas señales que le indican que es hora de retirarse:
Se toma las críticas como algo personal.
Puede que se sienta enfadado, inseguro o desmoralizado después de recibir malos comentarios. Puede que un comentario de su jefe le deje de lado durante días, o tal vez se preocupe tanto por las opiniones de los demás que evite comprometerse por completo. Cuando alguien critica su trabajo, puede sentirse como una confirmación de sus peores temores: que no es lo bastante bueno.
Antes de sacar conclusiones precipitadas, separe las críticas a su trabajo como producto de las críticas a usted como persona. Pruebe este ejercicio para dar sentido objetivamente a lo que le han dicho: Coja una hoja de papel y cree cuatro columnas. Primero, escriba exactamente lo que se ha dicho. A continuación, enumere todo lo que considere erróneo de la retroalimentación, como imprecisiones y puntos ciegos. En la tercera columna, cambie de marcha para reflexionar sobre lo que podría ser potencialmente útil. ¿Hay alguna idea que pueda mejorar su flujo de trabajo o sus habilidades, por ejemplo? Por último, comprométase con los próximos pasos. Quizá necesite programar una conversación de seguimiento para aclarar las cosas, hacer una corrección o simplemente dejarlo pasar y seguir adelante con su día.
El trabajo le sigue a casa.
La sobreinversión emocional en su trabajo puede llevar a una sobrecompensación. Es decir, puede que trabaje más para sentirse bien consigo mismo. Puede que intente demostrar su valía y aportar valor logrando más, lo que puede ser antitético a darse un respiro cuando lo necesite. También puede que le cueste “desconectar” al final del día, permitiendo que el trabajo se cuele en su tiempo personal, así como en su mente, incluso cuando no está trabajando.
No está demostrando su dedicación estando siempre “encendido”, más bien está socavando su éxito. Cambie su mentalidad para ver la descompresión como un requisito previo para su rendimiento, no como una recompensa. Del mismo modo, establezca hábitos para desconectar del trabajo. Esto podría incluir
- Poner una alarma que le incite a terminar
- Apagar completamente sus dispositivos para evitar la tentación de volver a conectarse
- Escribir su lista de tareas para el día siguiente, o elegir otro ritual de transición para facilitar el tiempo de desconexión.
Le gusta agradar a la gente.
Complacer a la gente significa que tiene tendencia a anteponer las necesidades de los demás a las suyas propias. Al igual que Luis, es posible que tenga un gran sentido de la responsabilidad de ser el héroe que arregla y rescata situaciones. Complacer a la gente también puede manifestarse como absorber las emociones de los demás, cambiar sus opiniones en un intento de mantener la paz o evitar pedir ayuda porque puede hacerle parecer débil o incompetente.
Usted cree que es generoso y servicial porque es agradable, pero no si lo hace a costa de su salud mental y de la calidad de sus relaciones. Exigirse demasiado no es sano, ni permite a las personas con las que trabaja tomar la iniciativa y ejercer la responsabilidad.
La autoconciencia es siempre el primer paso para crear el cambio. Así que preste atención: ¿cuándo se encuentra asumiendo más carga de trabajo o responsabilidad de la que le corresponde en un proyecto o relación? En particular, busque las áreas en las que siente una sensación exagerada de resentimiento, lo que significa que se siente sobrecargado de trabajo, infravalorado o no reconocido por sus esfuerzos. El resentimiento es una fuerte señal emocional de que está reprimiendo sus necesidades, y puede guiarle hacia situaciones específicas que deben abordarse.
Su identidad es su puesto de trabajo.
Si no tiene ningún concepto de sí mismo más allá de lo que hace para ganarse la vida, ese es un lugar precario en el que estar. Puede que viva con miedo a perder su trabajo porque todo su sentido de la autoestima se iría con él. Una baja autocomplejidad - o vincular su identidad a un aspecto singular - está relacionada con una mayor reactividad emocional y una menor resistencia al estrés.
Un poco de distancia psicológica con su trabajo puede contribuir en gran medida a aumentar su bienestar. Eso no significa renunciar en silencio o desvincularse de otro modo, sino distinguir quién es usted de lo que hace. Pregúntese: “Más allá de ser un líder o un directivo, ¿quién soy para las personas que me importan?”. Haga cosas que le gusten fuera del trabajo para construir una sensación de dominio y competencia más allá de su trabajo. Tras un periodo de grave agotamiento, uno de mis clientes se dedicó a los arreglos florales como desahogo creativo. Otro empezó a estudiar física espacial, mientras que otro comenzó recientemente a trabajar como voluntario en su refugio de animales local. Cada una de estas actividades desarrolló su sentido del yo y les proporcionó identidades en las que apoyarse cuando el trabajo no iba según lo previsto.
Recuerde, su trabajo es algo que usted hace. No es la totalidad de lo que usted es.
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