Los límites son límites que identificamos por nosotros mismos y que aplicamos a través de la acción o la comunicación. Si definimos lo que necesitamos para sentirnos seguros y sanos, cuando lo necesitamos y creamos herramientas para proteger esas partes de nosotros mismos, podemos hacer maravillas por nuestro bienestar en el trabajo y en el hogar, lo que, a su vez, nos permite dar lo mejor de nosotros en ambos lugares. Así es como establecer límites de manera saludable:
- Primero, averigüe sus límites «duros» y «blandos». Los límites estrictos no son negociables. Los límites suaves son objetivos que quiere alcanzar, pero en torno a los que es flexible. Saber la diferencia le permitirá tomar decisiones que se ajusten a sus necesidades más profundas y gestionar su energía a medida que trabaja para lograr el resto.
- Pruebe este ejercicio: imagine que su vida, tal como está ahora, ya no es posible. Supongamos que lo despiden, no puede vivir en la ciudad en la que vive o se ve obligado a cambiar de profesión. ¿Qué haría después? ¿Se lo perdería? ¿Qué no se perdería? Sus respuestas revelarán sus prioridades de alto nivel.
- Practique establecer un límite estricto para proteger sus prioridades de alto nivel limitando las interacciones o actividades que no sean el mejor uso de su tiempo. Por ejemplo, si su prioridad de alto nivel es estar menos agotada después del trabajo, reduzca algunas tareas que consumen energía.
- A continuación, piense en sus aspiraciones. ¿Hay límites suaves que pueda establecer para sentirse más productivo, creativo y descansado en el trabajo y en casa? Pruébelos.
- Preste atención a cómo lo hacen sentir estos cambios de comportamiento. ¿Qué límites quiere mantener? ¿Qué necesita ajustar? Mientras experimente, recuerde que el proceso es fluido y puede cambiar con el tiempo.
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Como el ejercicio, la meditación o la elaboración de un presupuesto, la mayoría de nosotros sabemos que tener límites en torno a nuestra vida laboral y familiar es algo que probablemente deberíamos hacer. Aun así, encontrar tiempo para cambiar las conductas poco saludables, aprender y desarrollar nuevos hábitos es más fácil decirlo que hacerlo. En un mundo tan acelerado como el nuestro, es tentador buscar continuamente el siguiente atajo o herramienta de productividad para seguir el ritmo de la competencia, pero estos «trucos» no suelen funcionar. Las investigaciones previas a la pandemia indicaron que muchos estadounidenses ya estabandormir menos que las generaciones anteriores, a menudo para hacer más trabajo. Sin embargo, de alguna manera éramos cada vez más improductivos. Más recienteestudios muestran que el estrés, la ansiedad y el insomnio después de la pandemia han aumentado. Como era de esperar, también estamos más estresados, con cafeína ymiserable. Nuestro tiempo libre y actividad física tiene, en general,rechazado. Los límites como solución están justo delante de nosotros. Si definimos lo que necesitamos para sentirnos seguros y sanos, cuando lo necesitamos y creamos herramientas para proteger esas partes de nosotros mismos, podemos hacer maravillas por nuestro bienestar en el trabajo y en el hogar, lo que, a su vez, nos permite dar lo mejor de nosotros en ambos lugares. Un límite podría ser la forma en que queremos que nuestras parejas y compañeros se comuniquen con nosotros, cuándo queremos que nuestros jefes contacten con nosotros o incluso los días en los que preferimos trabajar que descansar. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto configurarlos? En mi experiencia asesorando a clientes, propietarios de negocios y equipos, he aprendido que la práctica de definir límites saludables puede ser desencadenante. Aunque los límites representan cosas diferentes para diferentes personas, nos obligan universalmente a examinar las conductas tóxicas con raíces en nuestro pasado y pueden sacar a la luz diálogos internos negativos que es difícil de abordar. Por ejemplo, una persona con tendencia a complacer a la gente (una inseguridad que probablemente desarrolló en la infancia) puede tener dificultades para establecer límites porque siente la necesidad de «dar» continuamente para ser digna de los demás. Las personas muy motivadas, por otro lado, pueden ver un límite como un fracaso personal o un ataque a su ego. Mientras que alguien que aún no ha logrado mucho en su vida puede utilizar un límite para reforzar el diálogo interno negativo. La buena noticia es que no importa lo que escondan los esqueletos en su armario, he visto que incluso los comportamientos más arraigados se pueden desaprender estableciendo límites. Esto es lo que debe hacer (y lo que no debe hacer) al empezar. ## Qué no hacer En esencia, los límites tienen que ver con a quién le damos el poder. Nos obligan a analizar por qué puede que no nos demos permiso para trabajar y vivir de la manera que consideremos mejor para nuestro bienestar. Si no estamos decidiendo nuestras vidas, horarios y cargas de trabajo, ¿quién lo es? Los límites nos permiten decidir cuándo, cómo y si cedemos este poder. Por eso, cuando establecemos límites, normalmente nos equivocamos cuando esperamos que otras personas nos den lo que necesitamos, en lugar de tomar la iniciativa nosotros mismos. Puede que pidamos a nuestras parejas y compañeros que se comuniquen con compasión, a nuestros jefes que envíen su último correo electrónico antes de las 17.00 horas o a nuestros lugares de trabajo que tengan horarios más flexibles, y aun así no veamos los resultados que queremos. Con el tiempo, nos cansamos de preguntar. Un límite se convierte en otra conversación que no tenemos la energía para ver. Nos damos por vencidos o decidimos simplemente «dejarnos llevar por la corriente» y sucumbir a los horarios, los entrenamientos o las personas que no nos sirven. Pero esto solo lleva a un resentimiento creciente. ## Qué hacer Una forma de superar estos obstáculos y volver a empoderarse es cambiar su forma de pensar en torno al funcionamiento de los límites. Comprenda que los límites son límites que usted mismo identifica y aplica a través de la acción o la comunicación. Esto no significa que tenga todo lo que quiere cuando lo quiere. Significa que hay pequeñas cosas bajo su control que puede hacer para proteger su tiempo y energía. Para empezar, dé un paso atrás y empiece por etiquetar sus límites como «duros» o «blandos». 1. Límites estrictos (no negociables): Límites que no está dispuesto a comprometer y en los que debe actuar de inmediato. Piense en ellas como cosas que nunca hará o que nunca aceptará como razonables. Por ejemplo, nunca contrataré a un cliente de consultoría que solo pueda reunirse conmigo los viernes. 2. Límites suaves (aspiraciones): Límites que se parecen más a los deseos y en los que está dispuesto a comprometerse. Piense en ellos como objetivos que quiere alcanzar, pero en los que es flexible. Por ejemplo, tal vez quiera empezar a salir de la oficina a las 16:30 en lugar de a las 17:30 horas, pero otras personas (también conocidas como su gerente) participan en hacerlo realidad. Puede decidir tomárselo con calma y pensar en cómo va a iniciar esa conversación. Cuando empiece a definir los límites como «duros» y «blandos», será más fácil entender lo que no es negociable frente a sus aspiraciones. Esto le permitirá tomar decisiones con confianza que se ajusten a sus necesidades más profundas y gestionar su energía a medida que trabaja para lograr el resto. Así es como empezar. ### 1) Determine sus principales prioridades en el trabajo y en la vida. ¿Cuáles son las una o dos cosas que intenta sacar de su vida personal y profesional? Podría ser tan sencillo como pasar más tiempo con su familia o encontrar un trabajo que priorice su bienestar. Nombrar lo que no puede vivir, en lugar de lo que desea, le ayudará a distinguir los límites duros y blandos que tiene que establecer. Para empezar, haga un ejercicio de visualización que utilice con algunos de mis clientes. Imagine que su vida, tal como está ahora, ya no es posible. Supongamos que lo despiden, no puede vivir en la ciudad en la que vive, su pareja rompe con usted o se ve obligado a cambiar de profesión. ¿Qué haría ahora? ¿Qué se perdería? ¿Qué no se perdería? ¿Qué sería lo más emocionante? ¿Qué sería lo más triste? Tal vez elija un trabajo más cercano a sus seres queridos. Tal vez echaría de menos tener un jefe compasivo, pero no echaría de menos trabajar horas extras constantemente. Tal vez por fin no dude en explorar otros lugares, industrias y personas. Ahora pregúntese, de todas las cosas que ha enumerado, ¿sin cuál realidad no puede vivir? De todas las cosas que no se pierde, ¿a cuáles no está dispuesto a volver? Sus respuestas revelarán sus prioridades de alto nivel, así como algunas aspiraciones de nivel inferior que pueden estar ocultas por debajo de la red de seguridad de su situación actual. ### 2) Pruebe un límite estricto. Ahora que tiene una mejor idea de cuáles son sus prioridades de alto nivel, puede utilizar lo que yo llamo un «experimento de reducción» para establecer límites estrictos y protegerlas. Este ejercicio implica limitar las tareas, interacciones o actividades que no sean el mejor uso de su tiempo. Ser más selectivo en cuanto a qué y a quién dedica su energía le permitirá centrarse únicamente en las cosas que le dan el mayor retorno de su inversión, ya sean mayores logros en el trabajo, más felicidad en casa o alguna otra recompensa. Por ejemplo, supongamos que su prioridad principal es proteger la cantidad de energía que dedica en el trabajo para que se agote menos al llegar a casa. Piense en todo lo que hace en la oficina. Puede que sus tareas parezcan igual de importantes, pero los correos electrónicos, el trabajo con ahínco y las reuniones pueden tener resultados muy diferentes en los resultados de su empresa. Puede establecer un límite estricto diciendo «no» a las reuniones que sabe que son inútiles y sustituyéndolas por bloques de tiempo de descanso en su calendario, o poniendo un mensaje OOO después de las 5 de la tarde. En su vida personal, también puede considerar las relaciones o actividades que lo agotan constantemente y dejarlas en lugar de pasar tiempo con las personas que le dan alegría. Básicamente, quiere utilizar límites estrictos para hacer menos y conservar su energía y, al mismo tiempo, hacer cosas más importantes. Es decir,cosas que realmente lo benefician y sus necesidades. Cuando hago este ejercicio con los clientes, aquí es donde a menudo me rechazan. La gente dice: «¿No es egoísta centrarse en lo que quiero?» Mi consejo es que respondan a su propia pregunta, que piensen en este ejercicio como un experimento y recopilen los datos. Tras establecer estos límites, pregunte: «¿Me sentía más o menos productivo en el trabajo? ¿Estoy más o menos refrescado en mi papel de pareja, amigo o padre?» Siempre puede volver a sus antiguas costumbres, pero con frecuencia las personas descubren las tareas o la mentalidad que ya no les sirven. ### 3) Practique algunos límites suaves. Luego, piense en sus aspiraciones, las cosas que le gustaría cambiar, pero que no necesita cambiar con urgencia. Tal vez quiera dormir mejor por la noche, limitar el tiempo que pasa en las redes sociales o dedicar menos horas de oficina a responder a los tediosos correos electrónicos. ¿Hay límites suaves que pueda establecer para sentirse más productivo, creativo y descansado en el trabajo y en casa? Pruébelos. Por ejemplo, podría intentar no beber cafeína después de comer para dormir mejor, limitar el desplazamiento en las redes sociales hasta la pausa para comer o bloquear una hora en su calendario para responder a los correos electrónicos de una vez y parar tan pronto como se acabe esa hora. Recuerde que con los límites duros y blandos, en este momento hay cierta flexibilidad. Pon a prueba las aguas para ver cómo se siente y cómo se ven los resultados. ### 4) Comprometer. Ahora ha tenido tiempo de probar algunas formas de proteger su tiempo, energía y bienestar. Pregúntese: ¿Qué ha aprendido? ¿Cuáles son un par de límites que, si los establece, se traducirían en fuertes retornos? Comprométase con ellos durante al menos un cuarto y compruebe cómo se siente, centrándose tanto en la cabeza como en el corazón, en lo cualitativo y cuantitativo. Puede utilizar las siguientes preguntas para hacer un seguimiento de su experiencia: – ¿Qué resultados positivos se han obtenido de un límite que he establecido? – ¿Qué resultados negativos se producen desde un límite? – ¿Cómo me siento ahora en comparación con el principio de este experimento de límites? – ¿Qué debo cambiar o ajustar para mantener el rumbo y abordar los aspectos negativos? – ¿Qué límites quiero cumplir (límites estrictos) y cuáles son más ambiciosos (límites blandos)? Al experimentar con límites duros y blandos, recuerde que el proceso es fluido. El objetivo es lograr una comprensión más profunda de lo que realmente quiere, en lugar de lo que le da un jefe, un cliente, un socio, un hijo, un amigo o la sociedad en general. Cuando dé un paso atrás, reflexione y evalúe sus deseos, puede que descubra que los límites no lo limitan. Le dan el espacio para crear la vida que quiere vivir.